"Las zorras son las primeras feministas de la mitología": la escritora rusa Anna Starobinets presenta su último libro en Granada

'El vado de los zorros' es la última referencia de la autora, un libro que surge de un proyecto con su marido, fallecido en 2017

La escritora rusa Anna Starobinets presenta en Granada 'El vado de los zorros'

Starobinets posa con 'El vado de los zorros' en su visita a Granada / Jorge Guerrero / Picwild

El pasado 10 de octubre Anna Starobinets presentó la traducción de su libro El vado de los zorros en Granada. Considerada por los críticos como una de las autoras más interesantes de la ciencia ficción y "reina del terror ruso", no es desconocida para los lectores españoles. De hecho, la primera edición de El vado de los zorros, lanzada por la editorial Impedimenta el 15 de septiembre, ya ha agotado su importante tirada. Sus libros no se parecen entre sí: cambian el género, los personajes, el tono, el lugar y la época. Su última novela, El vado de los zorros, tiene además una historia particular, ya que nació como un proyecto conjunto con su marido, el escritor Aleksandr Garros, fallecido en 2017.

Pregunta.Este libro lo concibió junto con su marido. ¿Qué hay de él en la novela y cómo fue continuar sola?

Respuesta.En realidad, con Sasha no planeábamos una novela, sino un guion. Escribimos veinte episodios para una productora rusa que, finalmente, nunca pensó rodarlos. Nos pagaron, guardaron el guion y ahí quedó. Durante mucho tiempo le propuse transformar esa historia en libro: "Ya tenemos todo hecho, solo hay que ponerse manos a la obra". Pero él insistía en que no era tan sencillo: en una película puedes omitir cosas; en una novela, todo debe ser verosímil y documentado. Decía que nos llevaría años. Cuando murió, dejé el tema. Pero con el tiempo esa idea se volvió para mí una necesidad, quería convertir en novela una historia creada entre los dos. Conseguí no sin esfuerzo los derechos para su adaptación y, en efecto, comprobé que Sasha tenía razón. Me llevó dos años de investigación: entrevistas con expertos, viajes a Manchuria (hoy parte de China), horas de biblioteca y compra de libros raros. Al final, el guion sirvió solo de base: aparecieron personajes nuevos, tramas distintas y un final diferente. Pero el espíritu de Sasha sigue ahí. Él se encargaba de los pasajes filosóficos, las conversaciones sobre el deber, la patria, el destino. Incluso presté algunos de sus rasgos al protagonista, Max Cronin. En cierto modo, Cronin es Sasha.

P.Su protagonista se llama Cronin. El nombre recuerda a Cronos, pero también a “ronin”. ¿Fue intencionado?

R.Sí, por supuesto. Hay una escena donde otro personaje le dice que su apellido tiene algo de la 'copa de árbol’ [krona en ruso] y algo de ‘corona’. Y eso conecta con el carácter chino 'wang', que significa 'rey' o 'emperador', símbolo de quienes poseen un conocimiento secreto. Esa coronación está implícita en el nombre. También hay una relación con el “ronin”, porque el código samurái, el bushido, es fundamental en la novela: el dilema entre obedecer o rebelarse. El ronin es el samurái que, tras matar a su señor, queda libre y solo.

Los vados del zorro: el nombre y su sentido

P.El título suena curioso. En ruso, El vado de los zorros está en plural, algo poco común. ¿Fue deliberado?

R.Sí. De hecho, Lisie brody suena muy natural; el singular Lisiy brod nos resultaba torpe y podía asociarse a palabras como 'delirio' o 'pan del zorro', una expresión que se usaba en mi infancia para referirse al pan del día anterior, pan reseso. Además, brody existe: es una ciudad real, cerca de Leópolis. Siempre fue fronteriza, cambiaba de manos entre Austria y el Imperio ruso, y llegó a tener derecho de libre comercio. Pensé que si Brody estaba al oeste, podía inventar unos Brody del este: Los vados del zorro. Las mujeres-zorras, seres cambiantes, son típicas precisamente en el folclore oriental.

Público asistente en la presentación del libro de Starobinets. / Jorge Guerrero / Picwild

P.La novela transcurre en Manchuria e incluye muchas referencias a la mitología china y japonesa. ¿De dónde viene ese interés?

R.Antes de estudiar en la Universidad Estatal de Moscú, pasé cuatro años en un liceo especializado en estudios orientales, donde aprendí japonés y estudié las culturas de Japón y China. Fue entonces cuando me quedé fascinada por la figura de las zorras mitológicas: las kitsune japonesas y las huli jing chinas. Son mujeres que se transforman en zorros, casi inmortales, eternamente jóvenes y hermosas. Se alimentan de la energía vital de los hombres a los que aman, pero si llegan a amar de verdad a uno, lo abandonan para no matarlo. Me parecen extraordinarias: las primeras feministas, quizás de la historia universal, que deciden todo por sí mismas.

"Bulgákov sí, Strugatski no"

P.Muchos lectores han comparado su novela con la Zona de los hermanos Strugatski y de Tarkovski. También aparece Shárikov, de El corazón de perro de Bulgákov. ¿Es deliberado?

R.Bulgákov, sí; los Strugatski, no. En general, la novela contiene muchas alusiones a otras obras literarias. Pero es lógico que haya paralelismos: la historia de un lugar maldito, de un mal contenido que transforma a quien lo habita, es un arquetipo narrativo universal.

P.En ambas obras, los personajes buscan la inmortalidad…

R.Todos buscamos la inmortalidad, ¿no? Es una obsesión humana. Hoy lo hace el transhumanismo, la digitalización de la conciencia… incluso Putin, que parece tener un instituto entero dedicado a eso.

P.En Rusia usted también es conocida por sus libros infantiles, los Crímenes Bestiales. ¿Tienen algo en común con El vado de los zorros?

R.Ninguna relación. Aunque a veces se confunden y algunos niños piden Еl vado de los zorros pensando que es otro libro sobre animales, y los padres lo compran sin saber que contiene violencia. Pero sí, los animales siempre me han interesado. De niña quería ser veterinaria o escritora; elegí escribir porque descubrí que para ser veterinaria había que estudiar química, y yo era pésima.

P.Sin embargo, esa mirada animal también aparece en su novela.

R.Sí, hay un capítulo (del que me siento muy orgullosa) narrado desde el punto de vista de un perro, el último en la jerarquía de su manada. Observa a los humanos como si fueran su propia especie, clasificándolos en alfas, hembras dominantes, protectores o carne de cañón.

P.La editorial Espiral ha publicado en España Gatlántida y En la guarida del lobo. ¿Veremos más traducciones?

R.Por ahora no. Creo que no despertaron demasiado interés, algo que me sorprende porque mis libros para adultos sí han tenido buena acogida en España. En Rusia, en cambio, los Crímenes Bestiales son los más vendidos; tengo miles de lectores infantiles y familias que acuden a mis encuentros. Sospecho que el problema está en la traducción: esas historias están llenas de juegos de palabras y calambures muy rusos difíciles de trasladar. Es como Alicia a través del espejo: hace falta un traductor capaz de recrear el ingenio lingüístico, no traducirlo literalmente.

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