Análisis

Juan antonio solís

Las mascarillas protegen y expresanEl arrojo de Duplantis y PogacarEl foco para Bale, el balón para SonEl acto de contrición de Novak en Roma

En esta vida a media luz, son todo un mensaje gestas como las del sueco y el esloveno

El ciclista francés Kevin Reza, del B&B Hotels-Vital Concept, aprovechó que el Tour de Francia terminaba para valerse de su fabuloso poder difusor y lanzar un mensaje que no por repetido deja de ser necesario. Las mascarillas protegen, sí, pero también expresan.

EN estos tiem pos de miedos justificados y de tomarse la prudencia como si del mismísimo oxígeno se tratara, cuando vemos en este mundo mucho menos trascendente llamado deporte que surgen fenómenos del arrojo como Tadej Pogacar en el Tour, o el saltador de pértiga Armand Duplantis en Roma, a los lectores habituales de esta sección se nos abren todos los poros de nuestra piel. Hemos disfrutado sus colosales gestas como el que se toma un buen morrillo de atún de almadraba después de días de obligado ayuno.

Todo reina a media luz en nuestras vidas. No hay piel con piel. Nos vemos con los seres queridos como los presos en los locutorios. Cuando paseamos, las mascarillas ponen sordina a las calles y mercados y afilan las miradas, que de repente se nos tornan agresivas.

El deporte no se puede abstraer de esta pesadilla tan real y nos ofrece una versión capada. Igual que el positivo pierde el olfato y el gusto, el espectador se debe conformar con un sucedáneo sin público. Con equipos sin apenas fichajes aunque acabaran en la cola de la tabla en el campeonato anterior. Con los temores de que los PCR, en la trastienda, te mermen o incluso te impidan competir.

Pero de repente, el lánguido ánimo se viene arriba. Duplantis, un chico sueco de apenas 20 años, ordena el pasado jueves a los jueces de la Golden Gala de Roma que nada de centímetro a centímetro, que eleven el listón hasta los 6,15 metros porque en su carrera, en su batida, en su impulso y en su giro conserva el arrojo, la intrepidez y las ganas de vivir que nos hizo progresar en este mundo. Y abajo Bubka. Abajo los miedos. Dos días después, otro insolente de 21 años que durante todo el Tour ha dejado en evidencia el tedioso tacticismo del ciclismo moderno corona su aventura en una crono histórica. Uno con una pértiga, el otro a pedales, nos animaron y recordaron que llegará el momento en que volveremos a abrazar la vida. A recuperar nuestro arrojo.

En el Tottenham, el fichaje de Reguilón y sobre todo la vuelta de Gareth Bale se han llevado los focos estos días, pero ayer echó a rodar el balón y todo el protagonismo se lo llevó un jugador infravalorado, el coreano Son-Heung Min, autor de cuatro goles ante el Southampton.

Después de la insólita eliminación que sufrió en el Abierto de Estados Unidos por su involuntario, pero peligroso bolazo a una juez de línea, Novak Djokovic celebró así su victoria sobre el noruego Casper Ruud en Roma como queriendo mostrar su arrepentimiento.

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