Análisis

fRANCISCO gONZÁLEZ gARCÍA

Errores, incidencias y las historias de las mil y una noches

No les exagero si les digo que cada vez es más complicado elaborar un examen

En las últimas semanas se han sucedido noticias sobre diversos errores e incidentes durante la realización de diferentes pruebas y exámenes universitarios. Dada la facilidad de comunicación que nos permiten las tecnologías actuales lo que ocurre en algún lugar corre como la pólvora y se convierte en eso que se llama viral. Me permito reflexionar sobre algunos sucesos y anticipar, desde ya, que lo mejor puede que sea evitar el origen de todo ello. Me explicaré.

Recordemos el revuelo que se produjo en la Universidad de Extremadura por un error humano que provocó la repetición de algunas pruebas a parte de los estudiantes. Evidentemente la única solución para garantizar la equidad era la repetición, aunque los estudiantes se sintieran perjudicados. Qué casualidad que a todos les había salido muy bien la prueba. Creo que las autoridades académicas actuaron con certeza y rigor. Han asumido su error con la dimisión posterior y se han asumido los costos para no perjudicar en lo posible la economía de los estudiantes. Y curiosamente algunos jóvenes hasta reconocían que la segunda prueba les había salido mejor.

Cada año me asombro más, será que cada año soy más mayor, de la enorme tensión con la que viven nuestros jóvenes las pruebas de acceso a la universidad. Unas pruebas que "aprueban" generalmente más del 95% de los estudiantes y que suponen el 40% de la calificación de acceso a las universidades. ¿No sería más lógico que se preocuparan del 60% que supone el trabajo de los dos años anteriores, y por tanto que pidieran que ese examen final o bien desapareciera o bien tuviera algo menos de valor, digamos solo un tercio?

En mi querida UGR se produjo un pequeño problema con una de las preguntas en la prueba de Matemáticas. El error se detectó al cierto tiempo de iniciada la prueba y se solventó con las explicaciones apropiadas. Hubo protestas y cierta movida en las redes sociales entre los afectados pero poco más. Probablemente en el resto de universidades andaluzas la cuestión se resolvió de forma similar dado que la prueba es común. Habría de mirarse que los que redactaron la pregunta sean más cuidadosos en el futuro. En todo caso esas incidencias menores se producen todos los años, dada la enorme complejidad que supone coordinar el sistema andaluz de universidades y sus pruebas de acceso.

Esos dos ejemplos de errores e incidencias han salido a la luz pública. De igual modo se ha conocido que dos alumnas fueron expulsadas de un examen de la UGR y luego volvieron a ser admitidas. En el incidente se mezclan elementos de muy diversa consideración y que, según en dónde queramos incidir, la polémica puede estar servida. Si mezclamos que las alumnas llevaban un pañuelo en la cabeza con elementos de connotación religiosa, o si simplemente se quería comprobar que no llevaran algún artilugio electrónico para copiar, o es que la profesora que les advirtió no fue hábil en gestionar la situación, en definitiva, verán ustedes el lío descomunal con el que probablemente se tengan que enfrentar las autoridades académicas pertinentes. Seguro que tendremos noticias.

De lo que habitualmente no se tiene noticia, y es por ello por lo que escribo esta opinión, es de las numerosísimas incidencias a las que nos enfrentamos los profesores de la UGR, en general en todas las universidades, en las diferentes convocatorias de exámenes.

La normativa de evaluación y calificación de la UGR se puede consultar en el siguiente texto:

"Texto consolidado de la Normativa aprobada por Acuerdo del Consejo de Gobierno de 20 de mayo de 2013 (BOUGR núm. 71, de 27 de mayo de 2013) y modificada por los Acuerdos del Consejo de Gobierno de 3 de febrero de 2014 (BOUGR núm. 78, de 10 de febrero de 2014); de 23 de junio de 2014 (BOUGR núm.83, de 25 de junio de 2014) y de 26 de octubre de 2016 (BOUGR núm. 112, de 9 de noviembre de 2016); incluye las correcciones de errores de 19 de diciembre de 2016 y de 24 de mayo de 2017".

Verán ustedes que la normativa se ha ido modificando y remodificando, y "lo que te contaré morena, les diría yo". Sus 33 artículos y 6 disposiciones adicionales se van quedando cortas curso a curso, semestre a semestre, día tras día.

No les exagero si les digo que cada vez es más complicado elaborar un examen, puesto que ya no hay que elaborar uno solo, sino tener preparados posibles exámenes para otros días por incidencias varias que dan derecho a los estudiantes a realizar la prueba en otro momento al señalado en la convocatoria inicial. La casuística intenta ser recogida en la normativa pero los hechos, tozudos, indican que algunos estudiantes consideran tener causas de incidencias mucho más variadas e imaginativas que una norma legal.

Dirán ustedes que soy profesor y que estoy atacando a los estudiantes. Quien me conoce sabe que he defendido sus derechos a que tengan la máxima equidad en las pruebas; en la materia optativa que imparto el examen solo se valoró el curso pasado el 60% y el año que viene solo valdrá el 50%. Pienso que una sola prueba no es válida y que el profesorado debería desarrollar formas de evaluación continua eficaces e ir disminuyendo los exámenes.

Ahora bien eso es un lado de la moneda. La cruz es que la imaginación que desarrollan los estudiantes para solicitar evaluaciones por incidencias ha llegado a tal límite que se podrían escribir varios libros de historias fantásticas que dejarían boquiabierta a la mismísima princesa Scheherezade.

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