En periodo de desescalada, la escalada de la tensión baja a la calle, que ya no es de los 'manolos' y las 'marilolis' sino de los 'cayetanos' y los 'borjamaris', como escribía ayer Juan Soto Ivars en El Confidencial. Es decir, la izquierda pierde la calle, su tradicional escenario de protesta y resonancia para las reivindicaciones sociales. Lo estamos viendo estos días con la 'Kale Burberry' en Madrid, que como mancha de aceite se va extendiendo a otras ciudades de España. Al final, va a ser verdad una de aquellas proclamas que se hicieron célebres en la transición: "La calle es mía", que lanzó Fraga Iribarne, entonces ministro de la Gobernación, ahora Ministerio del Interior y tanto entonces como ahora y siempre, el ministerio de los guardias.

En ese retorno al pasado de la transición este cancionero topa hoy con una producción de 1968, Mi calle, a cargo del grupo Lone Star (Estrella Solitaria), barceloneses de Barcelona que describen en su canción una estampa social de la vida en el corazón del entonces Barrio Chino, hoy rebautizado como El Raval en un intento por superar el peyorativo ambiente al que remite su nombre original, ligado a degradación y prostitución. Aunque la Barcelona olímpica llevó allí a cabo un lavado de cara, sobre todo en el entorno más próximo al Museo de Arte Contemporáneo, que todavía mantiene en esa zona, la realidad de ahora es que con la crisis de 2008 retornó al barrio, llámesele Chino o Raval, el ambiente degradado tradicional: prostitución, drogas, marginación...

A ese paisaje retornó en 2010 el autor de la canción, Pedro Gené, para un reportaje de Barcelona TV con motivo de una reedición del disco que más fama dio al grupo. Aunque en la canción Gené asegura vivir en esa calle, la realidad debió ser otra: el cantante presenta una notable formación musical, había estado dos años en Londres perfeccionando sus estudios de piano, estudios y estancia londinense que en aquellos años sesenta no estaban al alcance de cualquiera y mucho menos de un habitante del Barrio Chino y una calle "donde no llega la luz" y "niños se ven / que van descalzos sin salud". Ese es el paisaje que en la entrevista citada recuerda Gené, trasladado a la calle En'Robador que inspiró la canción: las casas, los portales permanecen igual, aunque el pavimento, entonces con aceras muy estrechas, ahora es completamente peatonal. Por ese degradado escenario "algún carro viene y va / y cuando llueve no se puede caminar". En la entrevista de 42 años después, el autor de Mi calle evoca el "morbo" que en pleno franquismo suponía transitar entre aquella sordidez que "me dio la idea para la canción".

Una audición actualizada de la canción resuelve la duda histórica en que incurría Antonio Cambril, que donde Gené canta "mi calle tiene un oscuro bar, / húmedas paredes" el ahora concejal escuchaba "mugre en las paredes". En todo caso, el estribillo concluye con una proclama: "pero sé que alguna vez / cambiará mi suerte", una especie de autoconciencia de marginación y esperanza en el 'ascensor social', porque en sus versos también encontramos al cantante dando su dirección "al que brindo mi amistad" pero como no es una zona recomendable "al saberla / no me quieren visitar". Aunque en una crítica velada a la hipocresía social de la época, la canción comenta también que "alguna vez, / siempre por casualidad, / he visto amigos con mujeres / en el bar". Entre 'casualidad' y 'amigos con mujeres' Gené desliza un "je" irónico que remite al tipo de mujeres y el oficio más viejo del mundo que practicaban.

Mi callees la canción bandera de Lone Star, un notable grupo de rock que transitó también por los caminos del jazz, que fue pionero en el rock progresivo y que, como la mayoría de los que iniciaron aquella singladura artística y moderna, tuvieron que someterse a los dictados de la industria discográfica que no confiaba en el pop español si no era para versionar los éxitos de otros artistas y grupos del extranjero. Lone Star rompió esa dictadura comercial con Mi calle, que se grabó cuando el grupo contaba con cinco años de trayectoria artística y una versión digna de 'La casa del sol naciente', anotando a partir de entonces la producción propia como gancho principal de sus grabaciones. Mi calle, representando un éxito indiscutible de Lone Star, no alcanzó toda la difusión que su notable calidad merecía, pero otras canciones posteriores elevaron la cotización del grupo, como Lyla, en 1970, y Quiero besar otra vez tus labios, de 1971, además de Es mi vida o La trilogía. Lone Star, en definitiva 'estrellas solitarias', fueron los primeros en introducir los sonidos del rock en el emblemático Palau de la música de Barcelona, templo e icono de la burguesía catalana.

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