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Cancionero para una crisis, por Ramón Ramos

Cancionero para una crisis, por Ramón Ramos

Atrapados en este domingo perpetuo en el que nos han instalado, vivimos sin embargo en la paradoja de haber perdido el sonido inconfundible de la tarde de los domingos: la radio futbolística que amenizaba desde todos los ángulos y al minuto las novedades que se iban produciendo en los diferentes estadios españoles. Aunque a decir verdad estos disparatados horarios que la televisión ha impuesto en el fútbol habían dejado atrás ese continuo que era Carrusel Deportivo y sus competidores, nunca ha dejado de ser verdad un axioma que impera desde hace décadas entre los aficionados: un domingo sin fútbol no es domingo.

Tengo un amigo que, en aquellos primeros días de la alerta, cuando la amenaza parecía circunscribirse a una Liga con estadios a puerta cerrada, me lanzó una sugerencia descabellada: ¿por qué no se llevan a todos los equipos a algún país donde la epidemia no haya llegado, a Alaska si es necesario, y que la sigan disputando allí. Total, si los partidos van a ser a puerta cerrada... De haberlo hecho, al menos la Liga seguiría apasionando nuestra cotidianeidad. Al menos, un bálsamo con el que marcar horizontes a este toque de queda que nos retiene en casa.

Pero hablábamos de otro fútbol y de otros domingos. En aquel mundo masculinizado de los años 60 que era el fútbol, cuando el deporte del balón se impuso definitivamente como la principal oferta de ocio dominical entre los españoles, por encima del cine o los toros, surgió esta canción que traemos hoy a este cancionero, minutos musicales con los que amenizar el encierro. Se trata de una grabación del año 1963 que trajo a España la entonces jovencísima Rita Pavone. Tan joven y menuda que durante un tiempo explotó una imagen asexuada y ambigua que la llevó a protagonizar papeles de muchacho en la televisión italiana.

Es El partido de fútbol (La partita del pallone), canción que presenta a una Rita enamorada pero celosa. Celosa de una pareja que "los domingos por la tarde" la abandona en casa sola. Unas salidas de domingo 'pomeriggio' (vespertinas) que la cantante no termina de entender y le exige explicaciones: "¿Por qué?, ¿por qué?" ha de quedarse sola en casa y como el 'tiffoso' parece no responder vuelve a la carga, "¿por qué?, / ¿por qué / no me llevas al partido alguna vez?", una petición imposible porque en aquellos años la presencia femenina en una grada de fútbol era una imagen casi insólita. No digamos, la práctica femenina del balompié. Como la estrofa sucesiva no contiene respuesta a los interrogantes, la cantante adolescente (17 años, entonces) añade la sombra de una duda: "quizá, quizá tú me mientes al decir que vas al fútbol..." No hay tampoco respuesta a esta duda, por lo que la Pavone refuerza la sospecha: "es seguro que lo empleas como excusa", hasta elevar las cuitas: "quizá, quizá / yo me entere alguna vez de la verdad". Con este panorama no es extraño que la canción se adentre en seguida en el terreno de la amenaza. Como tantos interrogantes no han despejado las incógnitas la cantante adolescente advierte: "Te seguiré / y comprobaré / si con otras vas, / no me engañarás". Y más: de comprobar el engaño "¡con mamá volveré!".

En Italia La partita del pallone fue presentada como el televisivo lanzamiento definitivo de la artista en el mundo de la música. Tuvo como 'partner' a otro (entonces) debutante adolescente, Gianni Morandi, con el tiempo 'diventato' -como la Pavone- uno de los grandes de la música melódica en el país trasalpino. Y un montaje de la RAI, la radiotelevisión pública italiana, la presenta entre otros tantos jovencitos, cada uno ataviado con las diferentes ilustres camisetas del apasionado y apasionante 'calcio' italiano de Serie A (Primera División), Inter, Milan, Torino, Juventus, Fiorentina, Roma... que se suceden en el cortejo a Rita. Y es que en la versión original la cantante duda "se davvero vai da vere la tua squadra" ("si de verdad vas a ver a tu equipo").

En España, donde la canción en versión traducida entró con fuerza en la primavera de 1963, terminada ya una Liga que el Real Madrid había ganado con la gorra, aparecieron sucesivamente las versiones de nuestra paisana Gelu, más la de Los Tres Sudamericanos y la de los TNT. La versión de la granadina entra con un aire de pasacalles y contiene el gritito con el que la cantante remataba la estrofas, que en Gelu actuaba como seña de identidad. El partido de fútbol en la recreación de Gelu suprime la estrofa central -la de la amenaza de volver a casa de mamá-, al igual que la de Los Tres Sudamericanos, un grupo de paraguayos que popularizaron temas sencillos y pegajosos de amplia repercusión en fiestas de verano. Esta versión añade un pasaje central que semeja una retransmisión radiofónica de un imposible partido, algo que agregaron los TNT -tres hermanos uruguayos- quienes sí introducen la amenaza de regreso al hogar materno y que arrancan con el sonido de un silbato -de árbitro, 'si capisce'- y en los coros revolotea un sonido gutural que recuerda al de 'gol, gol, gol'...

Una audición con la que combatir los largos minutos de un día largo y añorar el sonido inconfundible de la tarde de los domingos. Un domingo de los muchos -¿cuántos?- que vendrán ¡sin fútbol!

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