Análisis

carmen pérez

Universidad de Sevilla

No ha terminado

Así, con estas palabras “No ha terminado”, se pronunció el miércoles el presidente de la Reserva Federal, Jay Power, cuando le preguntaron sobre el estado de la lucha contra la inflación y, por tanto, de cuándo iba a producirse el cambio en la política monetaria. Reclama más tiempo hasta que dispongan de la suficiente confianza en que las presiones sobre los precios están moderándose para proceder al primer recorte de tipos de interés. En Europa, la inflación está cayendo más de lo previsto, ¿dará el BCE el paso antes?

La fortaleza de la economía estadounidense, que expandió su PIB el año pasado un 2,5%, y los últimos datos de inflación, que fueron más altos de lo que se esperaba, incrementándose del 2,4% al 2,5%, reducen las expectativas tanto del inicio como de que sean amplios los recortes de tipos de interés para este año. Los inversores, en los mercados de swaps de tipos de interés, ya descuentan que las tasas no descenderán tanto como se había predicho.

Por el contrario, la economía de la Eurozona se ha estancado, su PIB sólo creció un 0,5% en 2023, y el impulso desinflacionario está siendo más fuerte. La inflación en la Eurozona cayó al 2,4% en marzo, dos décimas menor que la del mes anterior, el dato más bajo desde verano de 2021, la cuarta caída mensual consecutiva. La inflación subyacente (excluyendo energía, alimentos, alcohol y tabaco, categorías más volátiles), que tanto cuenta para el BCE, también ha desacelerado dos décimas, hasta el 2,9% interanual.

Estas divergencias pueden hacer que el BCE inicie el recorte de tipos en junio mientras que la Reserva Federal espere hasta más tarde. Pero todo depende. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha señalado en su último discurso tres factores internos que hay que vigilar estrechamente.

El primero de ellos es el crecimiento salarial, porque con una tasa de desempleo tan baja, tampoco puede garantizarse que se moderen como ellos esperan. Y esto afecta estrechamente a la inflación de los servicios, que representa el 45% de la inflación global y que permaneció en marzo en el 4% por quinto mes consecutivo. El segundo factor son los márgenes de beneficio de las empresas: como retomen el poder de fijación de precios a medida que la economía se recupera, presionará al alza a la inflación en los tres próximos años. Y el tercer factor es el crecimiento de la productividad, ya que la trayectoria de la inflación podría ser diferente si, en un nuevo entorno geopolítico, las pérdidas de productividad de las empresas europeas resultan ser en parte estructurales.

Lagarde espera contar con información relevante sobre lo anterior en los próximos meses -”Sabremos un poco más en abril y mucho más en junio”- para que la confianza sea la suficiente para dar un primer paso. Pero ahora también se le presenta un factor externo a considerar. Como siempre, lo que haga un banco central afecta a las decisiones de los otros. Y adelantarse a la Reserva Federal puede provocar movimientos en los mercados de divisas y de bonos que hagan resurgir las presiones inflacionarias. La próxima cita es la semana que viene. A ver qué dice.

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