Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

Ansiedad

MIENTRAS a algún que otro hombre más famoso del momento tienen que ingresarlo en un hospital por un ataque de ansiedad, después de haber cazado lo que no debía y con quien no debía, somos muchos los ciudadanos de a pie que vivimos en un estado de ansiedad permanente a la vista de la crisis que nadie ataja y del surrealismo crónico del Gobierno de ZParo. Ansiedad al levantarnos cuando abrimos el periódico y leemos las últimas noticias de los frikiministros que nos gobiernan. Las del ministro Frikibombilla, paladín del bienestar nacional, que pretende enmendar la desastrosa situación económica regalándonos una bombilla mientras la compañía de la luz nos cruje con recibos astronómicos que nos dejan tiesos para todo el mes. Las del Frikiministro de la escopeta, que, tras protagonizar un reality de pesadilla y muerte para los pobres ciervos, ahora resulta que ni sabe dónde empieza Andalucía ni lo que es una licencia de caza. ¿Dónde están los ecologistas que tantas voces daban con lo del Prestige?. O las de la Vicepresidenta FrikiFernández de la Vogue, perdón, de la Vega, que con esto de la horterada de la Madrid Fashion Week (antes Pasarela Cibeles), estamos más al tanto de los modeletes que gasta a costa del erario público, seguro que más caros que los que Camps compró en Milano. Ansiedad también con Maleni y su caos en el Ministerio de Desfomento.

En fin, ansiedad a medio día, cuando llegamos del trabajo, si es que todavía tenemos, y abrimos el buzón y todo son cartas de los bancos con recibos de hipotecas, préstamos y facturas que han de pagarse de inmediato y los euros no nos llegan, teniendo que tirar de tarjeta de crédito para comer. Ansiedad cuando ponemos el telediario y comprobamos que los parados aumentan en progresión geométrica y somos el país de la Unión Europea con la crisis económica más profunda. Ansiedad cuando oímos hablar a estos frikipolíticos en la campaña gallega y vemos cómo a los ciudadanos nos tratan como a tontos de remate. Ansiedad cuando nos sentamos a comer en nuestras sillas del Ikea y pensamos en las 19 sillas modelo Oxford, a 2.269 euros cada una, que se ha comprado Pérez Touriño para darnos ejemplo de austeridad en tiempos difíciles.

Ansiedad a media tarde, cuando esperamos a que regresen nuestros hijos adolescentes de ir a hacer una fotocopia y pensamos en una calle llena de delincuentes que asesinan fríamente y tiran a sus víctimas al río, eso sí, a los pocos años de cárcel, todos otra vez en libertad, listos para cometer nuevos y horribles crímenes.

Y ansiedad a la hora de la cena, al comprobar que lo que pasa en España no ocurriría jamás en Francia, Alemania o Inglaterra. En fin, consuélense pensando en que estamos siendo testigos de la época más estrambótica de este país. ¡Ah! Y, por favor, en vez de bombillas, regálennos Lexatín.

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