Libertad Quijotesca

Arafat y Rabin en Oviedo

En Oviedo, Arafat y Rabin nos siguen recordando que lo imposible puede alcanzarse

En el siglo VIII el rey Fruela de Asturias fundó la ciudad de Oviedo. En la página web de su ayuntamiento podemos leer “La historia de Oviedo nace en la falda de un monte, el Naranco, que aún hoy parece proteger a sus habitantes”. Como es tradicional, en la tercera semana de octubre se han entregado los Premios Princesa de Asturias. El Teatro Campoamor (1892) es un lugar emblemático para todos los españoles. Presente el afán creador y civilizador de Jovellanos, Clarín y Gustavo Bueno, los españoles recordamos cada año que España palpita con vitalidad. Reconociendo esfuerzo y talento en todo el planeta y en casa. No hay amnistía para las intrigas de la mediocridad. No solo hay que estar en el mundo. También hay que saber elegir como haber y tener pensamientos y hechos.

El Teatro Campoamor atesora el recuerdo de la presencia y esperanza que significan el talento humano compartido. Guarda el eco de sus palabras. Nada humano es perfecto. Pero ¿qué sería de nosotros sin la mitología cotidiana del humanismo? Nada que ver con el pogrebuenismo falsario, censor y sectario. El humanismo enseña a pensar por nuestra cuenta, riesgo y responsabilidad. El progrebuenismo es ideología por y para apoderarse del poder. Pobresismo. Adoctrinar y someter.

Volvamos a Oviedo. Cerrando la ceremonia de este año, el rey Felipe VI recordó que en 1994, Isaac Rabin y Yaser Arafat recibieron de forma conjunta el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional. Recordó el acta del jurado, “por su decisivo esfuerzo para crear las condiciones de paz en la región, siguiendo el proceso iniciado en la Conferencia de Madrid de octubre de 1991 que debe conducir a la pacificación definitiva del Próximo Oriente”. Oviedo, 2 de septiembre de 1994. En la web de la Fundación y en YouTube podemos leer y escuchar las palabras de Arafat y Rabin. Aprendamos de la historia. “Casi hemos agotado las palabras del vocabulario de la paz. Tenemos que trabajar en ocasiones en contra de la naturaleza humana, que busca venganza. Una inversión en la paz es una inversión en la vida” (Rabin). “Considero que este premio supone un gran apoyo a los fieles esfuerzos que realizamos para conseguir una paz justa, duradera y total en la zona, basada en la buena vecindad, la convivencia pacífica y la cooperación” (Arafat). El fanatismo es amordazar los acentos del pensamiento. Desterrar paz y vida.

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