Señales de humo

josé Ignacio Lapido /

Bautizos y comuniones

EL progresivo abandono de la práctica de los ritos católicos por parte de la feligresía empezó cuando se dejó de decir la misa en latín. El pueblo, poco o nada versado en las lenguas clásicas, empezó a entender lo que en los templos decían los curas. Y se acabó el misterio, y las religiones son mistéricas, o no lo son. Atribuirle tantos poderes a los dioses sin que éstos se puedan comprobar en la vida terrenal exige un importante ejercicio de camuflaje teologal. En el momento que se desbroza esa hojarasca verbal la gente pierde el interés. Esto es lo que yo pensaba hasta que he tenido noticias de que hay en España una corriente de pensamiento, llamémosle obtuso, que sostiene que para que un niño hijo de padres no creyentes no se sienta discriminado en el colegio debe poder bautizarse y hacer la comunión en sendos rituales laicos. Me equivocaba una vez más: se ve hasta los no creyentes, para estar en paz con su conciencia, necesitan participar en remedos de liturgias sacramentales que les deberían ser ajenas. Su agnosticismo no les impide reclamar sedes del poder civil como son los ayuntamientos para llevar a cabo tales teatrillos. Ya se está haciendo, y tiene su correspondiente tasa municipal: 82 euros la "comunión laica" en El Rincón de la Victoria, que junto con El Borge son los municipios que están a la vanguardia de este movimiento laicista de cartón piedra que consigue justo lo contrario de lo que el laicismo promueve, la radical separación entre el Estado y las creencias religiosas.

Conociendo un poco a mis compatriotas es de esperar que para que los infantes agnósticos no sufran el temido trauma psicológico pronto se instauren confirmaciones, confesiones y extremaunciones laicas. Imagino que la ordenación de curas laicos será demasiado incluso para estos malabaristas del falso progresismo.

Recordemos que costó una revolución instaurar un estado laico -como dios manda- en Francia. En nuestro país, aunque la constitución declara que España es un estado aconfesional, lo cierto es que los privilegios que goza de la Iglesia Católica son tales que nos sitúan muy lejos de acercarnos al mínimo exigible en una sociedad democrática moderna. Pero es que con aguerridos defensores del laicismo como estos poco se va a avanzar.

No sé qué da más grima, el laicismo de mentirijilla o el catolicismo institucional. Que un niño de padres ateos sea bautizado civilmente es tan aberrante como que un alcalde renueve los votos de su ciudad a la virgen correspondiente.

Lo peor que le puede pasar a una iniciativa política es que sea un sinsentido y una horterada a la vez. Ésta es ambas cosas, y aún más asombroso es que sea una idea de partidos de izquierda (IU y Podemos). Si la izquierda ha quedado para organizar sainetes pseudo-religiosos o comedietas pseudo-laicas, como ustedes gusten, es que algo va mal.

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