TRAS no pocas resistencias y superar más trampas -administrativas, se entiende- que en una película de chinos por fin se puede consultar en las oficinas del Ayuntamiento el patrimonio de nuestros concejales. Y se comprende, a la luz de los datos, que algunos de nuestros munícipes, fundamentalmente los ocupantes de la bancada popular, no tuvieran demasiadas ganas de hacer públicas sus cuentas, quizás porque tienen muy poco que ver con las de los currantes de los que su jefe, Mariano Rajoy, dice preocuparse tanto.

Por poner un ejemplo, ahí quedan las saneadísimas posesiones de nuestro arcarde, quien declara la friolera de siete viviendas, cuatro pisos en Granada, otro en Marbella, un chalet en Ogíjares y un cortijo en Píñar; cuatro garajes y parte de una finca rústica, todo con un valor catastral, que no de mercado, superior a los 473.000 euros, o sea, casi ochenta millones de pesetas. Además un plan de pensiones, un vehículo de lujo valorado en más de 50.000 euros y una cuenta bancaria corrientita, con un saldo de 164.500 euros, más o menos, 27 millones de pesetas, curiosamente en una entidad financiera tan granadina como Bancaja. Por cierto, Pepe Torres, no paga hipoteca alguna.

Y está bien, pero que muy bien, que nuestro arcarde sea un hombre que no tenga preocuparse por llegar a fin de mes ya que, además de todo lo anterior, su sueldo se acerca a los sesenta mil euros anuales y, por lo tanto, pueda gobernarnos sin otra preocupación que la de conseguir que todos los granadinos nos aproximemos a una situación económica tan envidiable como la suya.

Pero como resulta que Torres Hurtado sólo ha pagado a Hacienda la cantidad de 3.338 euros, la verdad es que lo primero que podíamos pedirle es el teléfono de su asesor fiscal y de esa forma conseguir que nuestra declaración de la renta fuera proporcional a la suya.

También llama poderosamente la atención que la responsable del Urbanismo municipal, Isabel Nieto -casi 200.000 euros en acciones y valores, tres casas y dos inmuebles, y sin hipoteca que pagar- sólo tenga que satisfacer al fisco la muy importante cantidad de 116 euros. Pero en este caso, lo que resulta muy poco estético es que nuestra concejal de Urbanismo sea al mismo tiempo accionista de una de las principales empresas constructoras del país, como es el caso de Metrovacesa.