ESTÁBAMOS hablando de 'Podemos' y de pronto llega el rey y nos cambia la conversación. Algo se mueve que no quieren que se mueva. Hay un resurgir ciudadano -no sólo 'Podemos'- que pide un nuevo proceso constituyente para sacar a España de las manos de esta oligarquía que nos asfixia. Hay una fuerza viva cada vez más numerosa que pide un nuevo proceso democrático. Por eso en la institución monárquica y en las altas esferas se considera que ha llegado el momento de la abdicación del rey, de que entre un rey joven que ayude a parar todo eso, que disfrace el progresivo deterioro de las instituciones con 'reformas' que cambien algo en la apariencia para que no cambie nada, en realidad, en el fondo.

El dominio tiene que seguir en las mismas manos que ahora está. Lo más fácil es proponer, pues, un lavado de cara institucional: un rey más joven, una reina moderna y pija -"de clase media", dicen- que luzca su glamour junto con las princesitas y nos hagan olvidar los manejos turbios de una monarquía que ha ido siempre a lo suyo: favorecer a la élite del dinero y enriquecerse de paso. Recordemos que a los jóvenes príncipes Juan Carlos y Sofía les pagó el viaje de novios el gran banquero de España: Emilio Botín. ¡Cuánto ha llovido desde entonces!

PP y PSOE apoyan este cambio en la cabeza del estado para que siga el mismo 'estado' de cosas, precisamente. Se dice que Rubalcaba no ha dimitido después del batacazo electoral para hacer este último servicio a la monarquía.

Porque ahora resulta que tienen miedo. Miedo de que hablemos, miedo de que digamos que no queremos seguir dando pasos hacia el abismo, de que digamos 'podemos' refiriéndonos a algo más que no sea el fútbol. Miedo de que salgamos a la calle, por eso nos reprimen con leyes especiales. Miedo de que quitemos al bipartidismo de en medio, que cambiemos una ley electoral injusta, calculada para apoyar esta falsa democracia, este lobo hambriento disfrazado de niño bueno y repeinado.

Está claro. No quieren que pensemos ni que hagamos un país justo arrojando a la basura la podredumbre que nos envuelve. Pero dicen que quieren "profundizar en la modernización" y hablan de "impulso renovador". Más les valdría comprender que a esta democracia corrupta hay que darle la vuelta como a un calcetín. Más le valdrá al nuevo rey no seguir jugando con nosotros a policías y ladrones. Prometemos ser tercos en la lucha por nuestros derechos y libertades.