Cajón de sastre

Francisco González /

Campeonas ninguneadas

EN unos pocos meses hemos sufrido dos serios reveses deportivos. Se nos fue el Mundial de fútbol y nos pegamos un trompazo colosal en "nuestro mundial" de baloncesto. Los chicarrones de la canasta perdieron en Madrid y encima contra los franceses; vamos la vergüenza nacional. Y se dijo que es que tenían que jugar en Granada, parco consuelo para nosotros. La de horas y páginas que se le dedicaron a ambos deportes, la de esperanzas y promociones, y todo diluido como azucarillo. Los artistas y magos de las pelotas futbolísticas y baloncestísticas al carajo ¿Se imaginan que el mundial de fútbol hubiera sido femenino?

Ya sabrán que en estos días se ha celebrado el Mundial absoluto de baloncesto y lo sabrán porque España se ha clasificado para la final, ganándole la semifinal a Turquía en su propio país. Si hubieran perdido en cuartos de final o en la misma semifinal, la noticia seguro que ni les roza. En la final de ayer fueron derrotadas por las yanquis, pero las jugadoras del equipo son ya, de partida, ignoradas. No han recibido, ni por asomo, la misma atención que recibieron los dioses de barro del fútbol y de la canasta. Solo entrando en la final merecen alguna atención.

¿Qué ocurre? ¿Por qué la mujer en el deporte SOLO es noticia destacada cuando se debate sobre la equipación de las jugadoras de voleibol o sobre si es competente para dirigir a un conjunto de tenistas? ¿Qué nos pasa? ¿Es el deporte el reflejo de la sociedad o un reducto de los arcanos sexistas?

Rebusco en mi cajón y recuerdo que de pequeño tenía siempre una duda cuando llegaba a las páginas finales del periódico deportivo que yo leía de cabo a rabo. Tras empaparme de todos los resultados y de todos los deportes, la verdad es que no me fijaba si había resultados femeninos, en la penúltima o última página aparecía "la chica del…". Y yo me preguntaba interiormente si no se había producido un error ¿Qué hacía aquella mujer, siempre en bañador, en pleno octubre o febrero en el periódico? Allí siguen, por cierto, en papel y en las ediciones digitales. La contestación la supe con algún añito de más, pero aún no le veo el sentido. Como tampoco se lo veo a las animadoras de ciertos deportes, ni a las 'azafatas' de los besitos del ciclismo, ni a las camareras en las salas vip de los estadios. Y espero que no me acusen de fomentar el desempleo femenino. Vale.

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