La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Camus: tras purgado, cancelado

Ahora se le llama cancelación, antes purga. Camus sufrió la primera y ahora la segunda

Se vuelve a intentar la cancelación de Camus. En esto es un experto, como todos los intelectuales de izquierdas que disintieron del comunismo, pues ya se hizo cuando se llamaba purga. “Todo anticomunista es un perro”, dijo Sartre, que de Stalin a Pol Pot pasando por Mao no hubo genocida comunista que no elogiara. Durante los muchos años de gobierno intelectual sartriano, tras la publicación de El hombre rebelde en 1952, Camus fue ferozmente criticado en uno de los enfrentamientos con aire de purga más famosos de la historia filosófica y literaria, que tuvo muchas más de confrontación ética que filosófica.

Ahora un profesor de Carolina del Norte –no sorprende que la cosa venga de Estados Unidos– llamado Olivier Gloag vuelve a cargar contra el escritor en un libro titulado Olvidar a Camus. Y la polémica ha resucitado, sacando de sus guaridas a los anticamusianos primarios. Su editorial presenta a Gloag como un investigador de “las representaciones coloniales en la literatura y la cultura francesa”. Por ello la acusación fundamental, pero no la única, que dirige a Camus se basa en su postura frente a la cuestión argelina: “un Camus mitificado proyecta un reflejo falsificador sobre la historia colonial” al gusto de “una Francia que quiere hacerlo olvidar”. También carga contra su “humanismo tan vago como ostentoso”, su “misoginia”, su “racismo” y su “machismo”.

El diario Le Monde, desde la izquierda, calificó su libro como “un ensayo confusamente construido que reduce a Camus a una lectura política parcial y sistemáticamente descontextualizada, buscando más juzgar que comprender”. Para el diario conservador Le Figaro, “Gloag forma parte de esa especie que tiene en común con los virólogos hacerse especialistas de un tema que ambicionan destruir”. Lo que intenta, escribe en este diario Frédéric Beigbeder, “es pura y simplemente borrar, anular, cancelar al escritor favorito de los franceses”. El título de la obra, desde luego, no invita a repensar, revisar o criticar con argumentos a Camus, sino a olvidarlo. Es decir, a cancelarlo.

Todo autor, y más cuanto más grande sea, es y debe ser revisado por la crítica. Pero en la primera acepción de la palabra, “analizar pormenorizadamente algo y valorarlo según los criterios propios de la materia que se trate”, y no en la segunda, “hablar mal de alguien o de algo”, descontextualizando y manipulando su obra.

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