La colmenala colmena

Magdalena Trillo

Centro Lorca: acuerdo con atajos

LO de pagar a escote el sobrecoste del Centro Lorca queda bien en el discurso político ante la opinión pública, pero es complicado sostenerlo en el papel si se tiene en cuenta la representación (poder, control y capacidad de decisión) que las diferentes administraciones han tenido (y sobre todo tendrán) el día después de la apertura del edificio. Sólo así se entiende que el Consorcio, que se reunió esta semana en Granada para desbloquear la finalización del proyecto, concluyera su primer cónclave tras el periodo estival decidiendo conformar una comisión técnica y fijando el plazo de un mes para definir las aportaciones exactas de cada institución.

Con esta salvedad, podríamos calcular que el centro que se está levantando en La Romanilla estará terminado para final de año y, con algo de suerte, funcionando en la primavera de 2011 (mejor que el 5 de junio como algunos temen). En todo caso, y después de tres décadas de desencuentros, no sería mala fecha para culminar el retorno del legado de Lorca a Granada.

Los políticos se han puesto de acuerdo en terminar el proyecto. Por obvio que resulte, no deja de ser importante. A pocos meses de las municipales, el alcance del pacto del jueves resulta tan simbólico como efectivo. En primer lugar, porque se ha renunciado a su utilización política (recordemos el despliegue del PP de hace unas semanas a las puertas del edificio) y se ha entendido que es una de las iniciativas que deben quedar fuera de la campaña electoral. En segundo lugar, porque la Diputación ha dado un paso adelante y está dispuesta (confiaremos en que no se eche atrás) a rascarse el bolsillo para financiar el gasto extra de un proyecto que se ha venido soportando desde el Ayuntamiento, la Junta y el Ministerio. Recordemos que, hasta ahora, la postura de la institución provincial ha sido de cara a la galería: recelosa, más protocolaria que ejecutiva y manteniendo siempre independiente su 'territorio' lorquiano en Fuente Vaqueros.

En el caso del Ayuntamiento, y conociendo la crítica situación financiera de la capital, a nadie hubiera extrañado que hubiera decidido plantarse situando el proyecto en el centro de la confrontación. Para Torres Hurtado, sin embargo, hubiera sido un coste inasumible ocupar ahora una posición de bloqueo cuando se trata de uno de los proyectos que más ha peleado personalmente (no olvidemos su foto de 2004, con Laura García-Lorca y José María Aznar acordando la construcción del centro), cuando ha constituido uno de los ejes de su política cultural y cuando será, sin lugar a dudas, uno de los grandes logros que pondrá sobre la mesa el próximo mes de mayo de cara a su reelección.

Parece que fue el propio alcalde quien planteó la solución: señores, pidamos un crédito para sufragar los 3,5 millones de euros que faltan y que cada uno afronte su parte en función de su futura representación en el Consejo Rector. Es la otra historia la complicada. La que sigue en el aire. Falta saber si habrá acuerdo, y en qué términos, para sostener el funcionamiento del centro. En este tema, que se deberá abordar en estos meses, se ha pasado siempre de puntillas. Aunque la dimensión del programa inaugural está más que garantizada (y confiemos en que la demora en los plazos no afecte a los encargos), nada se sabe del día después. Y ahí es donde el Centro Lorca tendrá que cumplir expectativas y deberá marcar la diferencia si no quiere convertirse en otro mausoleo que visitar. Estoy pensando, por ejemplo, en el Museo Picasso de Málaga. Cualquiera que fuera a visitar el centro en la inauguración y haya repetido unos años después se habrá dado cuenta. Hablo de decepción. Tendríamos que preguntarnos todos por qué es tan difícil comprender que la voluntad política y las inversiones son mucho más importantes el día que ya no están en juego las fotos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios