Da alegría ver que en las últimas semanas han florecido propuestas de apoyo al comercio local o si se prefiere llamarlo de cercanía. Es evidente que los tiempos cambian, los paquetes vuelan con sólo una orden desde el ordenador y que el grande siempre se come al pequeño. Pero, ello no quita para que en el objetivo de ser una sociedad para todos, lo más plural posible y con el más amplío abanico de oportunidades y posibilidades y en pos de un desarrollo sostenible, haya que cuidar siempre al comercio, el de barrio, el artesano, el de toda la vida y para toda la vida como el de los zapateros que remiendan una bota para darle la mayor esperanza de vida posible. Hay muchos tipos de comercios, muchos sectores diferentes más o menos novedosos y con ellos muchas vidas y familia detrás y aportación a nuestra economía, la de todos. De ahí que cuidar y legislar para darle ese plus y ese extra de ventaja a las pymes y a los que apuestan todo y luchan por sus negocios sea algo de justicia. Los pequeños comerciantes granadinos, que todavía no han abierto, piden tiempo para subirse a este nuevo y complicado carro, y para analizar la situación. Desde luego, lo merecen.

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