Balsas de piedra

ANTONIO DAPONTE

Corazones iguales

Una acción decidida por la igualdad de género es la asistencia sanitaria en general y la atención médica en particular

El 8 de marzo es el día dedicado a la igualdad de género. Uno de los ámbitos más necesitados de una acción decidida por la igualdad de género es la asistencia sanitaria en general y la atención médica en particular. Por ejemplo, un estudio científico reciente demuestra que a los hombres y las mujeres que padecen insuficiencia cardíaca, una enfermedad muy frecuente, se les recetan los mismos fármacos y con las mismas dosis. Y, sin embargo, las mujeres solo necesitan la mitad de las dosis que los hombres. Este exceso que se les receta a ellas hace que sean hospitalizadas con mayor frecuencia, sufran más efectos adversos que los hombres y abandonen por esto el tratamiento, empeorando su pronóstico.

Las desigualdades de género en la atención médica existen porque, históricamente, las enfermedades se han definido en función de los síntomas, pruebas diagnósticas y tratamientos convenientes para la enfermedad tal y como la sufren los hombres, e ignorando la forma de padecerla, diagnosticarla y tratarla que necesitan las mujeres. Esta desigualdad histórica persiste en la actualidad porque en los estudios médicos científicos no se incluyen mujeres -o se incluyen en número insuficiente- y, además, se ignoran las diferencias de los resultados con respecto a los hombres. A este sesgo en la investigación científica se añade que la formación que se imparte en las facultades y en los programas de especialización médica se sigue basando en lo que les ocurre a los hombres, reproduciéndose por tanto, generación tras generación de profesionales, estas desigualdades de género. Falta formación y sensibilización entre profesionales y entre las personas responsables de los servicios sanitarios.

Para erradicar estas desigualdades tan negativas para la salud de las mujeres, varios países e instituciones están desarrollando diferentes estrategias. Se incluye entre ellas una evaluación crítica de las prácticas profesionales en los centros sanitarios, para identificar cómo se producen estas desigualdades en el proceso asistencial y adoptar así medidas que las eviten. Exigir que la investigación científica incluya mujeres y se informe de sus resultados. Y actualizar y reorganizar los contenidos de los programas de formación garantizando la participación de mujeres en la definición de dichos contenidos.

Hombres y mujeres padecemos las mismas enfermedades, pero no lo hacemos de igual forma, por lo que necesitamos soluciones diferentes. Esa es la igualdad necesaria.

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