Mañana nos basta el empate en Kaliningrado para superar la fase de grupos, pero no nos garantiza el primer puesto. La verdad es que el primer puesto no nos lo garantiza nada a priori, ya que el Irán-Portugal también tiene mucho que decir. Lo único que está plenamente garantizado es que nuestro rival está fuera del Mundial, ese buen equipo que es Marruecos y que ha sido liquidado con un autogol y un testarazo de Cristiano.

Nos basta el empate para la supervivencia en un Mundial que está resultando como se esperaba, altamente competido y con muy buen fútbol. Aunque todavía no hemos llegado al vértigo que supone la muerte súbita, lo más gratificante es que apenas ha aparecido la especulación con el resultado. Si acaso, en ese pecado cayó Serbia en el segundo tiempo del viernes ante una Suiza que está justificando con creces su buena y sorprendente posición en el ránking FIFA.

Pero lo que importa es lo que importa y eso que tanto nos interesa es lo que España nos depare mañana en la bellísima Kaliningrado. Prusiana hasta que Stalin se hizo con los despojos de la Segunda Gran Guerra, esta ciudad báltica va a escenificar el que debe ser visado a la fase del K.O. Y estamos en un momento anímico que anda a media asta. Ni siquiera el afortunado rebote que nos dejó vivos ante Irán palia las sensaciones que emite un equipo que parece con la brújula atascada.

¿Ayudará el hecho de que el rival tenga hechas las maletas? Nunca se sabe si es bueno o malo la falta de presión, pues lo mismo lleva a una bajada de brazos que a una liberación mental. A la hora de autos ya sabremos el nombre del próximo enemigo según una plaza u otra. Así, a bote pronto, creo que España debe optar al primer puesto sin pensar en si enfrentarse al anfitrión o a la febril Uruguay, pero no vendamos una piel que aún no tenemos aun cuando nos valga el empate.