Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Desconcierto navideño

Es patético que un Gobierno irresponsable exija responsabilidad a los ciudadanos

Estamos pasando los primeros días de la Navidad del coronavirus ejerciendo nuestra responsabilidad personal, aunque resulte patético que un Gobierno irresponsable eluda la suya, se esconda en asuntos secundarios o conscientemente engañosos y nos exija a los demás cumplir con el deber ejercido mayoritariamente por sentido común, dentro del tremendo caos que ha originado ese cóctel contradictorio, dependiendo de las comunidades autónomas las decisiones que le correspondería a un Gobierno central, escondido bajo la cama lamiendo sus disparates. Es absurdo vivir 17 navidades distintas y hasta distantes, donde no estaba claro si era menos contagioso asistir a un multitudinario concierto de Raphael o celebrar -como ha dicho la presidenta de Madrid- una cena familiar con seis personas y las ventanas abiertas, siguiendo el patético consejo televisivo de la publicidad pública, manteniendo las distancias, poniendo a los abuelos en habitación distinta, saludando con las manos al otro grupo familiar.

Navidades esperpénticas -dramáticas para los que hayan perdido algún familiar, de los 70.000 fallecidos en España por el Covid, muchos en circunstancias dantescas por falta de previsión, auxilios adecuados y humanitarios-, pero en las cuales de lo que menos hemos hablado -aunque hayamos escuchado atentamente a Felipe VI en su mensaje tradicional- es sobre república o monarquía, que el tontaina gubernamental de turno, en su genial caracterización de la Rosario de Popeye, afirmaba que sería la conversación preferente de la Nochebuena, insulto de un nuevo rico desconocedor de las preocupaciones reales de los ciudadanos que hablan -si no le ha tocado el Gordo- sobre su salud, los guapos que están los hijos o los nietos, o en ciertos hogares de la forma de sobrevivir ante la ruina de muchos sectores abandonados, el trabajo que falta y si tienen que hacer kilométricas 'colas del hambre' vistas en las grandes ciudades, ocultadas por la propaganda gubernamental goebbesliana, de la que gusta tanto ésta 'autoridad enana' que diría Ganivet.

En fin, hablaremos del año horrible' la próxima semana, con la variación británica del maldito Covid, de las víctimas del mismo, sanitarias, sociales y económicas, de la desesperación de sectores desprotegidos -hosteleros, culturales, recreativos, etc.- Y tendremos que pedir a los políticos irresponsables respuestas convincentes para no seguir contribuyendo el próximo año al desconcierto ciudadano y no abrumarnos con sermones propagandísticos, contradicciones y mentiras a que tan aficionados son Sánchez, Iglesias, Illa y Simón, convertidos en los enterradores virtuales de las víctimas de la cruel pandemia, cuyas cifras manejan con tanta frialdad.

¡Feliz Navidad y entrada de año, pese a todo!

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