Desiderata al inicio del año

Nos hacen falta gobernantes con mucho más músculo en el cerebro y mucha más sensibilidad en el corazón

Acomienzo de año suelo hacer una lista de deseos por ver si, a lo largo de sus doce meses, somos capaces de lograr que al menos en parte se cumplan. Citaré tres, solo tres de la larga lista. Sería el primero que, por fin, antes de que el edificio llegue a ajarse vacío, el Centro Federico García Lorca, en la plaza de La Romanilla, llegue definitivamente a albergar "El legado" que la familia del poeta ha reunido durante años y que, con su exposición junto a los derechos de autor de las distintas ediciones de sus obras, han sido la justa base de la subsistencia de la generación siguiente de sus consanguíneos. Sí, que el denominado "legado" llegue, por fin, a Granada y que la familia de Federico, cumpla con sus compromisos, generosamente, sin más birlibirloques ni galimatías económico temporales, que obliguen a los granadinos a tener que aceptar que cada millón de euros que pudiera haber desaparecido, no son ciento sesenta y seis millones largos de las antiguas pesetas, sino sólo un kilo de deliciosos bombones de La Bernina.

Un segundo deseo sería que el barrio del Albaicín, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, junto -y seguramente de manera inseparable- al conjunto palaciego de la Alhambra sea verdaderamente atendido por una administración dirigida por políticos sensibles, cultos y capaces, como para que se le pueda aplicar definitivamente un plan permanente de limpieza, cuidados, restauración y conservación -como lo tiene la Alhambra no siendo más- pues a veces da para pensar que no saben lo que se traen entre manos. Y mientras tanto la suciedad, la ruina, el abandono, la degradación campa, creciendo, por sus cuatro puntos cardinales.

Y por último -aunque la lista es mucho más larga- sería fantástico -como dice Serrat- que Granada, esta ciudad culta -pero en otro tiempo y con otros gobernantes- tuviese un museo en el que mostrar su historia y la de sus gentes, para lo que, hasta hoy, no se ha dedicado ningún -como modernamente se dice- "centro de interpretación" en el que se enseñen y divulguen el urbanismo, las ciencias, las artes y las letras en el devenir de los tiempos y sea referencia para quienes nos visitan y para las futuras generaciones de granadinos.

Yo sé que lo que pido es casi imposible que se cumpla, para eso harían falta gobernantes con mucho más músculo en el cerebro y sensibilidad en el corazón. ¿O no?

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