Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Desvergüenza política

Hemos culminado la etapa más nauseabunda de nuestra reciente historia democrática

Me bajé hace dos meses de esta columna, asqueado de comentar la actualidad política cuyo final ya presentía en el comentario Rebelión en la granja. Vuelvo, tras ese prolongado descanso, para reafirmarme en la escasa dosis de vergüenza que tiene nuestra clase política que, a nivel nacional, nos aboca a otras elecciones generales, tras fracasar en una legislatura que ha durado 146 días, en la que no se ha aprobado ley alguna ni logrado acuerdo de gobernabilidad, pero que nos ha costado, en pago de sueldos y dietas de sus 'señorías', 23 millones, sin hacer nada, sólo un ridículo inimitable por los mejores caricatos. A la ociosidad y desvergüenza de los intérpretes habrá que unir los casi 200 millones que nos costará la próxima consulta electoral. Hemos culminado la etapa más nauseabunda de nuestra reciente historia democrática.

Ante tal esperpento, y con los mismos líderes encabezando las listas electorales, ¿habrá muchos incautos que se atrevan a volver otra vez a las urnas para elegir a idénticos impresentables sujetos -y sujetas- y repetir la misma comedia? Los habrá, sin duda, aunque sería absolutamente comprensible que la mayoría se quedara en casa, harta de que les tomen el pelo de forma tan descarada. No se merecen sus escaños, sus sueldos, sus dietas, sus privilegios, aunque estén en funciones los gobiernos y los gobernantes y ociosos parlamentarios. En mi larga trayectoria periodística no he conocido políticos que hayan antepuesto, con tal desfachatez e inmoralidad, sus intereses a los del país que, se supone, representan, incluyendo a los abominables protagonistas de la corrupción. Es natural, pues, el clima de indignación por la desvergüenza de nuestros políticos, gobernantes o aspirantes. ¿Es esto la muestra de la 'nueva' política, el signo de la regeneración esperada, la aportación de los nuevos partidos a la democracia en su nivel más bajo?

Los problemas que se ciernen este otoño, como terrible 'gota fría' -sentencias del procés y las revueltas que puedan organizarse en Cataluña, de los ERE, el Brexit duro, la nueva recesión económica que nos viene encima, la guerra del petróleo, etc.- nos cogerá con un Gobierno en funciones, provisional y desprestigiado. El único que no podrá quejarse es Sánchez que podrá seguir usando su Falcon indefinidamente, que tal vez sea lo que pretenda hasta después del 10N.

Tendremos que aguantar otra campaña electoral, con su retahíla de mítines que insultan la inteligencia, mentiras, insultos recíprocos, reproches. ¿Seremos capaces de soportarlo? No lo creo. Insisto en lo que dije en mi último artículo Rebelión en la granja. El rebaño que acude dócil a las urnas está hasta los 'bemoles', como ha dicho Rufián -los independentistas a veces dicen algo lúcido-, de todos y cada uno de nuestros políticos.

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