Rosa de los vientos

pilar Bensusan

Ébola

POR si ya nos faltara algo en esta época de crisis que tanto nos ahoga a los ciudadanos de a pie -a pesar de lo que diga Rajoy, ahora reconvertido en telepredicador del optimismo-, el terrible virus del ébola empieza a extenderse sin control desde Liberia, Sierra Leona o Nigeria, tanto que la OMS ha tenido que declarar el estado de emergencia internacional para intentar frenar esta mortífera epidemia.Y en este contexto de desconcierto por esta peligrosa enfermedad, de la que pocas indicaciones se nos están dando por las autoridades sanitarias a efectos de poder tomar precauciones -excepto que no se viaje a esos países- se produce la repatriación del misionero Pajares, afectado confirmado por el ébola, sumida en una auténtica polémica, porque no parece haber contentado a casi nadie la forma de proceder del Gobierno en esta cuestión.

Unos dicen que el despliegue sanitario para traer al religioso y a la otra misionera con nacionalidad española ha costado un millón de euros, otros dicen que 400.000, sin contar con el coste de cerrar sólo para ellos toda una planta del Hospital Carlos III de Madrid, pero lo cierto es que, independientemente de ser una acción encomiable -lo que nadie duda-, allí se han quedado otras religiosas de la congregación afectadas del ébola condenadas a morir -de hecho la hermana Chantal ya ha fallecido-, a las que el misionero por cuenta propia les había asegurado que se venían con él a España, aguardando esperanzadas y con las maletas hechas a un dispositivo que las dejó en tierra.

Además hay voces que en estos días están denunciando que, mientras que el Gobierno se ha gastado el dinero a cuerpo de rey en estos dos enfermos, hay pacientes que han cotizado a la Seguridad Social durante más de 40 años y que han muerto en los pasillos de urgencias del Hospital de Toledo por falta de atención médica, porque la sanidad en Castilla-La Mancha o en Madrid se ha convertido en un auténtico caos con tantos recortes; o que el tratar aquí a los dos religiosos supone un potencial riesgo para toda la población de un país, cuando podían haber sido atendidos in situ, y no sólo ellos, sino muchos más enfermos con todo lo que se han gastado en la repatriación, que podía haberse dedicado a medicinas y curados paliativos; o también que por qué el Gobierno no procede con idéntico despliegue en otros casos de enfermos graves que se encuentran en el extranjero.

Y para más inri, en una actitud inédita hasta ahora, Pajares no quiere que sepamos nada sobre su estado de salud, habiendo prohibido al hospital emitir parte alguno cuando hay un país entero pendiente de su mejoría y que además le está costeando su recuperación.

En fin, esperemos que se cure y que los países del primer mundo ayuden a estos enfermos, estén donde estén y sean de dónde sean.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios