Tras años intentando bajar de la barrera de los 100.000 parados, Granada ya se alegraba de que en las estadísticas mensuales de paro registrado veía lejos aquella cifra simbólica y catastrófica. En casi dos meses de Covid-19, Granada ha 'recuperado' esos 20.000 desempleados después de lo que ya era un buen periodo estabilizada en torno a los 80.000 e, incluso, por debajo en alguna ocasión reciente. Esto quiere decir ni más ni menos que empieza la nueva realidad, una nueva realidad en la que toca vivir y que llega tras la fase de elucubraciones y de teorías de unos y otros sobre lo que estaba por llegar. La salud es lo primero y sigue siendo el quid de la cuestión, pero la economía no le va a la zaga y apuntes como que los comerciantes no vean rentabilidad inmediata y la imposibilidad de muchos sectores de modificar de un día para otro su modelo en esta nueva normalidad hacen que la realidad sea cuesta arriba. El agobio empieza a ser total con la Administración saturada y sin capacidad para dar respuesta a tanta demanda en tantos ámbitos, las facturas en el cajón y el dinero de los ERTE que en algunos casos se retrasará más de un mes.

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