Balsas de piedra

ANTONIO DAPONTE

Estatuas de sal

Necesitamos una cuantas ideas fuerza para convertir los cambios en oportunidades para nuestra tierra

Las pandemias han sido motor de cambio a lo largo de la historia. Antiguamente, a través de su enorme mortandad, diezmando países, ciudades, pueblos o ejércitos; las modernas, mediante cambios en los hábitos, el comercio, las migraciones o el empleo.

En 1348, en medio de la Peste Negra, la ciudad de Venecia institucionalizó la cuarentena. Desde entonces -y con las adaptaciones pertinentes al conocimiento científico-, el confinamiento ha devenido una práctica profesional en el ámbito de la salud pública frente a las epidemias. Por ello, una parte considerable de esos cambios se deben a las medidas para contener las epidemias, más que por las epidemias en sí. Las recesiones económicas han sido un indicador de las magnitudes de esos cambios.

En definitiva, las pandemias provocan cambios económicos, sociales y políticos de enorme envergadura, en el corto y en el largo plazo. Y, por tanto, generan oportunidades para orientar esos cambios en beneficio de la población, además de proteger a la ciudadanía de sus efectos más negativos.

El Gobierno de España ha aprovechado la pandemia para crear el ingreso mínimo vital y así solventar una de las grandes lagunas de nuestro estado del bienestar. Ha sabido utilizar los instrumentos del Estado para reducir el impacto del confinamiento en la economía, en el desempleo y en la supervivencia empresarial. Se ha anunciado el aumento de las partidas para la investigación científica, algo imprescindible para poder confrontar los retos de nuestro tiempo, sean pandemias, el cambio climático, el envejecimiento poblacional o la enfermedad crónica. El teletrabajo -que llegó para quedarse- será regulado normativamente, lo que facilitará un cambio de enormes consecuencias sociales y ambientales. Y viene ya el desarrollo de una agenda política y tecnológica frente al cambio climático y por la sostenibilidad.

En el ámbito sanitario, los cambios vendrán con el sosiego tras la batalla. Pero este Gobierno ha demostrado cabeza y recursos para gestionar una crisis de enormes proporciones; y ha dado pasos significativos en la dirección de "reconstruir" la idea de que el Sistema Nacional de Salud, es eso, "nacional".

Y, mientras tanto, en Andalucía, nos tienen petrificados ante la pandemia, mirando atrás, para que vuelva el pasado que ya se fue, convertidos en estatuas de sal. Necesitamos una agenda del cambio y unas cuantas ideas fuerza para convertir los cambios en oportunidades para nuestra tierra.

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