Ambiente bélico en Europa. La artillería rusa dispara 10.000 proyectiles diarios a lo largo de mil kilómetros de frente. Ucrania sólo responde con 2.000. La República Checa coordina un plan multinacional para enviar 800.000 obuses de alcance medio a Kiev. La semana pasada, en la cumbre de la UE, se habló de aumentar la capacidad de defensa interna ante la mayor amenaza a la seguridad desde la Segunda Guerra Mundial y de poner la economía europea en pie de guerra. Se pretende que el Banco Europeo de Inversiones arbitre préstamos para apoyar la industria de Defensa. Hay otras ideas, como la emisión de eurobonos. Francia, Polonia y Estonia son partidarias de lanzar una emisión conjunta de deuda, pero a Alemania no le gusta.

Kaja Kallas, primera ministra liberal de Estonia, candidata a alguno de los próximos cargos en la UE o la OTAN, propugna el rearme. Eso es caro. Su país, que se independizó de la URSS en 1990, ha subido impuestos y dedica un 3% de su PIB a Defensa. Kallas advierte en una entrevista en La Vanguardia que “el problema de la Defensa es que cuando la necesitas ya es demasiado tarde”. Está convencida de que “para evitar la tercera guerra mundial, Rusia debe perder”. Esta escalada lleva a la paradoja de que la EU gaste el 1% de su PIB para financiar políticas conjuntas de desarrollo regional, infraestructuras, agricultura, investigación, transición digital o descarbonización, y se vea exigida a gastar el doble sólo en Defensa.

El gasto en Defensa de los 27 en 2022 fue de 240.000 millones de euros, con un aumento del 6% sobre el año anterior y un incremento para el siguiente del 12%. En plena guerra fría, en los 60, los seis países de la CEE dedicaban a gasto militar el 3,5% de su PIB, mientras ahora los 27 están en el 1,6. Ninguno de los cuatro grandes países llega al 2% que exige Estados Unidos, que ejerce un protectorado sobre Europa desde la postguerra; sólo cumplen Grecia, Polonia, los tres bálticos y Croacia.

Se piensa que en el próximo ejecutivo haya un comisario encargado de la industria de Defensa, aunque los grandes se resisten a ceder poder estratégico a la Comisión. Resulta insólito que un 78% de las compras de material militar se hagan en la actualidad fuera de la UE. La Estrategia Europea Industrial de Defensa es llegar a un 50% de compras dentro de la UE en 2030 y a un 60% en 2035. En este punto es el amigo americano quien se queja. Trump ha llegado a decir que animaría a Rusia “a hacer lo que le diera la gana” con los países de la OTAN que no cumplan con el presupuesto de Defensa. Para él, hay que gastarse el 2% del PIB en Defensa, pero con productos made in USA. También aparecen riesgos al otro lado del Atlántico. Hay que cuidarse de Putin y de Trump. Como propugna Borrell, ahora hay que gastar más, invertir mejor y hacerlo juntos.

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