Exámenes en la UGR: Yo acuso

¿Tan peligrosas son las aulas universitarias, tan necios e imprudentes quienes las ocupaban?

En los años en que lucía melena y mi memoria era bastante mejor que la actual, mis calificaciones en las pruebas universitarias dependían básicamente de mi memoria y de estar bastantes horas con el trasero pegado a la silla. Me admiraba yo de los compañeros a los que les bastaban unos ratos para “empollarse” los apuntes y los pocos libros de los que disponíamos. Eran tiempos en que los profesores ponían un examen final o como mucho un par de parciales, y rogábamos para que fueran eliminatorios, y en ello te jugabas las notas. Luego llegó la LOGSE y otras cuantas leyes educativas y después el plan Bolonia, y entre medias surgió una cosa llamada internet y después las redes sociales y tener en un aparatito, mal llamado teléfono, el mundo a tu disposición y la información (que no el conocimiento) a un par de toques de tus dedos.

Me parece evidente que seguir calificando el esfuerzo de los estudiantes por la mera memoria de un examen no es totalmente adecuado. Es por ello que en la normativa universitaria de la UGR se admite un abanico del 30 al 70% para la llamada evaluación continua que califica el trabajo del alumno durante el curso. En los inicios de este sistema, yo daba un 40% a ese trabajo, ahora voy por el 60% y probablemente el curso que viene optaré por el 70% y dejaré al 30% a eso de “vomitar” los apuntes (permítanme la expresión) en el examen. He llegado a la conclusión de que prefiero, y es mejor para el aprendizaje, que mis estudiantes trabajen durante el curso, aprendan a buscar la información, la analicen y reflexionen sobre ella, maduren contenidos, aprendan a trabajar en grupo, colaboren y resuelvan problemas (más o menos reales, eso es complicado la verdad) de docencia de las Ciencias, y otras tareas que les habiliten profesionalmente (eso que ahora llaman adquirir competencias). Y con ello, les aseguro que tengo que trabajar mucho más, y “corregir (el horror del profesorado) muchiiiiiiisimo más” que si pusiera un examen final al 70%. Entiendo que cada carrera y cada asignatura tienen sus particularidades y que, en uso de la libertad de cátedra, haya profesorado que considere que el vaso debe llenarse por el otro extremo. Seguramente tendrán mucho más tiempo para investigar y ganar sexenios. Al fin al cabo los quinquenios docentes se los dan a todo el mundo, guste o no guste la docencia, y digan lo que digan los cuestionarios de opinión de los alumnos (que son eso, sus opiniones). Verán ustedes que soy políticamente incorrecto pero no escribo esta opinión para ganarme amigos sino para llamar las cosas por su nombre. La evaluación continua obliga a trabajar mucho más al profesorado universitario, parte del cual, y en su derecho están, se consideran mucho mas investigadores que docentes. Me pregunto: ¿De qué sirven entonces los quinquenios? ¿Y los contratos en la Universidad no se hacen solo si hay necesidades docentes?

Con las neuronas mas envejecidas, y sin melena, tengo profundas dificultades para entender que los estudiantes anden revueltos por los exámenes on line. Comparto con ellos que si la docencia ha sido virtual, las pruebas deberían ser virtuales si las condiciones sanitarias lo exigen y tal como va la cosa es muy probable que deban serlo. Empero les pediría más contundencia en reclamar que no se les trate como personas irresponsables, y ni siquiera como menores de edad, puesto que a los menores de edad se les permite una formación presencial. Claro que a los niños hay que llevarlos a la escuela porque los padres tienen que trabajar. ¿Y cuál es el trabajo de los universitarios? ¿Para qué se prepararon las universidades? ¿Maestro y profesores de secundaria trabajan solo como guarderías? ¿Son los universitarios y sus profesores menos capaces de respetar las normas que otros colectivos? ¿Damos por hecho que al moverse y trabajar en sus tareas los universitarios son más irresponsables que el resto de trabajadores que a diario se mueven y mantienen al país? ¿Tan peligrosas son las aulas universitarias, tan necios e imprudentes quienes las ocupaban? ¿No es más importante el hecho de que, a mi entender, se está desposeyendo de un derecho fundamental a los universitarios al impedirles una docencia presencial? Con la situación sanitaria actual, grave, no dudo que la presencialidad es muy cuestionable, pero las clases se interrumpieron a inicios de octubre. Colegios e institutos continúan con puertas y ventanas muy abiertas, pero la universidad se cerró. Centrar las discusiones en cómo deben ser los exámenes en la Universidad es, en mi opinión, lo que desean aquellos que quieren mantenerla cerrada, quizás para no pensar en otras cosas mucho mas importantes, ni cuestionar otras acciones y decisiones.

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