Está quitado de en medio. Apenas aparece en público, pero su nombre suena en casi todas las conversaciones sobre la quiniela electoral del próximo 28-M en Granada. Todos quieren saber qué hará Sebastián Pérez, el histórico presidente del PP que salió de allí dando un sonoro portazo y mantuvo su silla en el Ayuntamiento para asistir al vuelco de gobierno hace dos años. Es una preocupación para su antiguo partido y una esperanza para los socialistas, porque podría llegar a ser uno de esos extraños aliados que se suelen dar en las citas electorales, aunque sea sin querer queriendo. Como Sebastián, para el 28-M hay o se especula sobre otros amigos inopinados en Granada.

Los dos contrincantes que se disputan la Alcaldía de forma clara son el PSOE y el PP, con Paco Cuenca y Marifrán Carazo como cabezas de cartel respectivamente. Pero no creamos que el resto de formaciones que concurren a las próximas municipales van a ser una mera comparsa que se juega un concejal arriba o abajo en su grupo minoritario. Los grandes partidos son conscientes de la dificultad actual de conseguir una mayoría absoluta y en Granada esta perspectiva parece poco probable, por lo equilibrados que están los pronósticos entre los dos principales candidatos. Lo que puede decantar el futuro gobierno local es el equilibrio de bloques. La suma de los partidos de derechas, frente a la de los partidos de izquierdas. Por eso, cada parte sopesa a sus aliados naturales, pero también tiene o confía tener a su favor ciertos elementos desestabilizadores del contrario.

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