Mar adentro

Milena Rodríguez / Gutiérrez

Hay Feria del Libro

EN el artículo segundo del Reglamento de la Feria del Libro de Granada, colgado en la página www.flibro.org, dice lo siguiente: "La Feria del Libro ha de servir como cauce para la promoción del libro y la cultura andaluza, y por ello se recomienda a todos los participantes una oferta acorde con esta intención en la exposición de obras realizadas en Andalucía, dándose prioridad a cualquier iniciativa en este sentido".

Después de leer este artículo, uno se pregunta cuál debería ser el propósito de una Feria del Libro que coordinan las instituciones públicas, y si tendrían que ser contempladas las aspiraciones y carencias del público lector, o sólo deben ser prioritarios los intereses de los editores de la región. Porque lo cierto es que inquieta la frase "cualquier iniciativa". ¿Cualquier iniciativa, independientemente de su calidad, es bienvenida si hace referencia a una supuesta cultura andaluza? En este artículo segundo se recogen todos los objetivos. Por lo que sería inútil buscar en el Reglamento un artículo 2º B donde se leyera, por ejemplo: "Considerando la condición de provincia de Granada, y las escasas ocasiones en que en ella se presentan los libros de autores españoles no granadinos, la Feria ha de servir también para que el público lector de la ciudad tenga la oportunidad de encontrarse con los autores de los mejores libros publicados en el país".

Ni, mucho menos, sería posible hallar un artículo 2º C que dijera: "La Feria del Libro establece entre sus propósitos el de contribuir a poner en conocimiento del público lector de la provincia las voces de autores del mundo. Por eso, un porcentaje significativo de actos en la Feria (¿20, 25, 30?) estará dirigido al cumplimiento de este objetivo".

Me temo que muchos de los críticos del recién finalizado Hay Festival en Granada habrían deseado que aquel hubiera sido una especie de Feria del Libro como la que ha comenzado y como la que suele sucederse cada año. Una Feria con vocación totalmente provinciana, notoria por su falta de ambiciones. Repleta de todo lo que parece cultura andaluza, y cuya sede principal no es el Parque García Lorca, ni los recintos de la Alhambra, ni la plaza Bib-Rambla, sino ese lugar tan valioso conocido como El Medio de la Calle. Un evento del que sus propios organizadores no osan tener la pretensión de que se visite expresamente. Apenas se atreven a insinuar que, si uno pasa casualmente por allí (mientras camina, por ejemplo, en dirección a la casa de un primo que viva cerca), se detenga un momento y compre algún libro, el que sea, ¿qué más da?

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