Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

El Festival, espejo nacional

La cultura de una nación no sólo se mide por sus ofertas centralizadas, sino por la calidad de las periféricas

El Festival Internacional de Música y Danza de Granada cumplirá 70 años en 2021. Desde sus comienzos se perfiló como la proyección, no sólo de una ciudad, sino de un país. Tenía base para ello, por la riqueza histórica y monumental y por el atractivo que el nombre de una ciudad tenía en ámbitos internacionales. Era un lugar ideal para trazar una oferta capaz de competir con otros Festivales del ámbito europeo y, además, empujar a las administraciones a dedicar atención a lo que no sólo se realizaba en los centros de poder, sino que debería tenerse en cuenta que la cultura de una nación no sólo se mide por sus ofertas centralizadas, sino por la calidad de las periféricas. Cuando el certamen tuvo el apoyo colectivo de las instituciones centrales, autonómicas y locales, y contó con diversos patrocinios, fue adquiriendo solidez e hizo desaparecer los no infrecuentes fantasmas que podían cortar su continuidad.

Pero el milagro de esa continuidad, no sólo se basaba en esos apoyos, sino en las ambiciones de sus programadores que, además de su sentido artístico, debían de ser incansables gestores y agitadores de administraciones para aumentar financiación que les permitieran abandonar cualquier atisbo de mediocridad, contra la que hemos clamado, porque todos estamos convencidos que sólo elevando la calidad de la oferta es posible mantener un acontecimiento que vive, principalmente, de la aceptación del público. Por fortuna, sobre momentos críticos o inaceptables mediocridades, podemos mencionar esos momentos estelares en programación, figuras, conjuntos que han dado la vitola internacional al certamen.

Por eso siempre hemos agradecido que las instituciones más altas del Estado hayan asistido a destacadas ofertas y que incluso la presentación de los programas de cada año tenga esa presencia institucional, no dejada a secundarios funcionarios. Este año, el actual ministro de Cultura ha encabezado la nómina oficial en el 'descubrimiento' de la programación que he comentado, con sus luces y sombras, en las páginas culturales del periódico.

Es sólo un gesto, al que debe seguir una constante atención de él y todas las instituciones porque el Festival de Granada es -o debe ser- un espejo nacional, en toda su dimensión. Y no sólo la atención que merecen los teatros y museos nacionales, las grandes compañías de un reino que no acaba sólo en Madrid, Sevilla, Barcelona o las capitales autonómicas, sino en una auténtica descentralización que lleve consigo la atención de lo que significan y aportan a la riqueza cultural e histórica de un país, ahora que tanto gusta hablar de su diversidad, pero que sólo se tiene en cuenta si los responsables autonómicos o locales 'aprietan', a veces con ofensiva ilegalidad.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios