SEÑALES DE HUMO

José Ignacio / Lapido

Fin de mes

LAS historietas de los tebeos antiguos, los que uno leía, estaban protagonizadas por una constelación de personajes que se las ingeniaban como podían para sortear las penurias de su vida cotidiana: tristes oficinistas que trampeaban sus carencias pidiendo adelantos al jefe, simpáticos sablistas, nobles venidos a menos que se esforzaban en aparentar, hambrientos profesionales o estrafalarios padres de familia que sólo mediante la picaresca podían llegar a fin de mes. Ahora, en el año de gracia de 2012, esos personajes que nos hacían reír desde las viñetas han traspasado el papel y se han hecho reales. Para hacernos llorar. El fin de mes, como concepto de agonía material, es de nuevo el paradigma de la meta inalcanzable. Como no podía ser de otra forma, las instituciones que representan a tantos y tantos millones de menesterosos, se han mimetizado con el entorno y se han puesto a pedir anticipos. La Junta de Andalucía, hace unos días pidió 1.000 millones de adelanto. Cataluña demandó hace poco 5.000 millones de euros. Antes, la Comunidad Valenciana ya había solicitado 300, y es de esperar que en breve otras comunidades pongan la mano, pasen la gorra o se aposten en un semáforo para implorar la pertinente ayuda que les permita llegar a fin de mes. Como Carpanta, el padre de la familia Cebolleta, Don Pío el Botones Sacarino.

En España hemos pasado de inaugurar ostentosos puentes de Calatrava a no poder llegar a fin de mes. Los mismos políticos que antes cortaban la cinta, ufanos, arrogándose el mérito de haber hecho realidad tal o cual infraestructura megalómana, y a menudo inservible, ahora van por ahí llamando a las puertas de la beneficencia, o lo que es lo mismo, del Fondo de Liquidez Autonómico. Y ni siquiera tienen la humildad que requiere el asunto. "Oye, déjame 50 euros que tengo que pagar la letra de la Vespa, dentro de un par de semanas te los devuelvo sin falta". Eso sería lo habitual. Pues no, el conceller catalán de Economía asegura que no piensa ni dar las gracias. Manda collons. Griñán, por su parte, pretende justificar la petición del anticipo milmillonario, y de paso dar un poco de penilla, aduciendo que los bancos no le prestan ni un céntimo. Debe ser un hombre sin crédito. Políticos catalanes, andaluces, valencianos, madrileños… todos ellos, maestros del derroche, virtuosos de la mala administración, aunque llevan gobernando sus territorios desde tiempos inmemoriales siempre encuentran a alguien a quien cargarle el muerto. Lo cierto es que han llevado prácticamente a la quiebra a sus comunidades, ¿debemos creernos que ellos no tienen responsabilidad alguna? Si emplearan en buscar soluciones razonables la mitad del tiempo que gastan en echarle la culpa a otros de su propia ineptitud, tal vez no tendrían que freírnos con impuestos ni despojarnos de nuestros derechos sociales adquiridos, que aparte de pedir anticipos, es la solución fácil.

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