ME produjo una tristeza infinita leer en este periódico que el Ayuntamiento de Granada buscaba empresas que ocuparan casetas del ferial. Casetas por las que antes había bofetadas y por las que algunos llegamos a pagar pequeñas fortunas de las de entonces para ser socios de las mismas. Será que Granada va tan adelantada que se convertirá en la capital europea del botellón sin darnos cuenta. O bien tendremos que admitir que no hemos sabido transmitirle a nuestros hijos muchos valores inherentes a nuestra ciudad. Claro que esto también sucede con el fútbol, aunque entendamos que convencer a unos chavales de que su equipo favorito juega en Tercera División o Segunda B es algo complicado.

Siento una pena grande e inexplicable cuando me intereso una y otra vez por un equipo queridísimo por mí, como es la UD Maracena, y lo veo a punto de descender a Preferente. Es un conjunto con un historial impresionante y con unas instalaciones envidiables. ¿Qué ocurre con esos maraceneros capaces de mover montañas?, ¿la globalización les ha quitado peso específico y densidad? Porque yo estoy seguro de que el amor por su equipo seguirá intacto. ¿No reaccionará nadie? Si a esto le sumas que ya estamos acongojados para que el Granada 74 mantenga la categoría y que en el derbi se dio el peor resultado, el que no sirve a ninguno, pues entonces hay que decir: apaga y vámonos.

Y me preocupa el CD Baza, porque realizando una magnífica segunda vuelta puede verse en líos importantes para mantener la categoría, algo injusto, entre otras cosas.

Y termino con más tristezas, aunque menores. Me encuentro con un querido amigo, muy conocido en Andalucía, inteligente y versado en el llamado deporte rey, blaugrana por más señas, al que le espeto: "Habéis perdido la Liga por una diabetis". Mi amigo me contesta: "Vais a ganar la Liga vosotros por incomparecencia de los contrarios". Sencillamente, mi amigo es genial.