Granada, engaño de miserables

Granada es la provincia número 49 en las inversiones del Gobierno. Nos han seguido y nos siguen mintiendo

Soy de los que piensan que las promesas, todas, se hacen para ser cumplidas. Las de los políticos, también y de manera muy especial, pues las personas públicas no son sino servidores públicos, voluntarios y cuya honradez debiera de ser carácter que aguantase fragua y martillo. Las promesas de los políticos se hacen, digamos que a cambio de algo, algo tan anhelado por la persona pública como es el voto en medio de una sociedad democrática pues por medio de los mismos es como legítimamente pueden alcanzar el poder.

Todo eso que he dejado escrito líneas arriba, que parece tan aburridamente evidente, no es, en la práctica demasiadas veces, sino engaño -a veces hasta premeditado- que prolifera en etapas electorales, pero también en otros momentos del mandato. El político, pues, debe de ser considerado muy especialmente como un administrador, sí, eso, un administrador de los bienes públicos, encargado de satisfacer las necesidades de la sociedad a la que sirve o dice servir.

Pero ya vemos, en el día a día, que la falsedad, el embuste y la mentira llega a constituir parte substancial del comportamiento de algunos políticos. Hay que ver en esa actitud un verdadero fraude democrático. Así como el voto que se emite es cierto absolutamente y numéricamente tangible, la promesa de gobierno, el llamado 'programa electoral', debiera de tener poco menos que fuerza de contrato y su incumplimiento debiera de conllevar alguna forma de castigo al embustero. Sin embargo hay que conformarse con el popularmente llamado 'castigo de las urnas', la retirada de la confianza, antes dada de absoluta buena fe.

Viene al caso toda la reflexión anterior porque, pese a las promesas hechas incansablemente por el actual Gobierno socialcomunista, presidido por Pedro Sánchez -que pasará a la historia por sus embustes sistemáticos y continuados-, las inversiones previstas en la costa de Granada para la autovía del Mediterráneo, que nos conectaría directamente con Europa, no se contemplan en el proyecto de Presupuestos del Estado, tampoco nada sobre conexión de Renfe con las redes ferroviarias de Levante y las canalizaciones para riegos en los campos de la Costa Tropical, desde la presa de Rules, se postergan para dentro de dos años, por lo menos. Es decir, Granada, que es la provincia número 49 -cuarenta y nueve, ¡oiga!- en las inversiones de este (des)Gobierno, no debe esperar nada del mismo que le suponga abrir camino hacia su propio futuro. Nos han seguido y nos siguen mintiendo. En Granada no llevamos una mochila de asesinados, ni queremos independizarnos del resto de nuestro país: no somos Bildu ni tenemos que ver con el separatismo catalán. Nos olvidan, nos obvian, nos apartan. ¡Miserables! ¿O no?

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