JAVIER SERRANO

IFMIF-DONES en Granada, ¡Claro que sí!

AMIGOS de Granada me preguntan qué opino acerca de la conveniencia de albergar el nuevo proyecto IFMIF-DONES en su ciudad. En general, a bote pronto, uno no puede encontrarle pegas a este tipo de iniciativas. Traen empleo, fortalecen la economía del conocimiento y suelen tener un efecto multiplicador importante. Lo que se aprende haciendo cosas difíciles, como una planta para estudiar materiales que emplear en futuras centrales de fusión, suele encontrar aplicación en muchos otros campos.

Pero más allá de estas generalidades, ¿cómo sustanciar mi posición? Vivo en Ginebra desde 1998; una ciudad que apostó fuerte por las instituciones internacionales hace más de un siglo. Trabajo coordinando a un equipo de ingenieros en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), y en mi día a día tengo la gran suerte de colaborar con gente que investiga y hace avanzar el conocimiento de la Humanidad. Para ello, nos piden que hagamos cosas que nos llevan a menudo al límite de lo tecnológicamente posible. Por la mañana llevo a mis hijos al colegio y hablo con los padres de sus amigos. Los hay que trabajan en la ONU, en la OMS, en ACNUR... Y también banqueros y abogados, supongo que más o menos honrados. Ninguna ciudad es perfecta. Pero es innegable que en Ginebra, una ciudad de tamaño medio como Granada, se respira riqueza cultural e intelectual, y que nadie comprendería Ginebra sin sus grandes colaboraciones internacionales.

Para un ginebrino de adopción, de puro evidente, se hace difícil explicar por qué atraer instituciones internacionales es bueno para una ciudad. Es como cuando mi hijo me preguntó por qué necesitamos respirar. Estuve dos días estudiando la Wikipedia. En este caso, podría hacer lo mismo. Podría hablar de cómo la construcción del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) nos permitió descubrir el Bosón de Higgs, una pieza fundamental del modelo estándar de la Física de Partículas. Pero es que además se estima que su efecto en la economía europea fue altamente beneficioso. O podría hablar del sistema de vacío del LHC, que más tarde se utilizó para controlar las pérdidas de calor en paneles solares para la producción de agua caliente. O evocar cómo todo lo que se aprendió en los sincrotrones del CERN se utilizó más tarde en hadroterapia, una técnica novedosa que permite bombardear tumores malignos con un haz de partículas evitando dañar el tejido sano colindante. O el protocolo de comunicación que utiliza todo el mundo para navegar por el Web, que se inventó en el CERN para facilitar la diseminación de información entre equipos de físicos. Y así sucesivamente. El conocimiento genera más conocimiento, y tecnología, y sociedades con mayor bienestar. No puedo definir con exactitud a través de qué mecanismos sucede esto, ni tampoco puedo obviar los numerosos ejemplos que veo a mi alrededor en el día a día.

Granada lo tiene todo para convertirse en un foco generador de actividad económica en torno al conocimiento. No sólo por su gran universidad, sino porque su clima y su cultura la hacen muy atractiva para el talento exterior. Sólo necesita un gran proyecto que desencadene ese círculo virtuoso, y yo creo que IFMIF-DONES puede ser ese proyecto. Pienso seguir visitando la ciudad por placer. Y quién sabe, quizá algún día también la visite por trabajo.

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