La Rayuela

Lola Quero

lolaquero@granadahoy.com

¿Dónde está Jacobo de la Rosa? El acuerdo secreto del testigo clave del caso Nazarí

El principal testigo de cargo del caso Nazarí no ha declarado en el primer juicio. Estaba indispuesto y seguirá estándolo. El punto de inflexión fue hace un año, cuando firmó un acuerdo hasta hoy desconocido con algunos de los acusados

¿Dónde está Jacobo de la Rosa? El acuerdo secreto del testigo clave del caso Nazarí

¿Dónde está Jacobo de la Rosa? El acuerdo secreto del testigo clave del caso Nazarí

El testigo de cargo por excelencia del caso Nazarí se llama Jacobo de la Rosa. Él es quien tiró de la manta ante la jueza, la fiscal y la Policía sobre supuestas corruptelas en Urbanismo de Granada antes de que se montara la de San Quintín en la ciudad en 2016. También tuvo la protección del entonces poderoso presidente provincial del PP y de la Diputación, Sebastián Pérez, enfrentado a su compañero de partido, y alcalde de la ciudad, José Torres Hurtado. Pero ha llegado la hora de la verdad, la celebración del primer juicio de esta macrocausa y Jacobo no se ha presentado. Estaba citado para declarar contra los acusados delante del juez que tenía que poner la sentencia y no fue. Estaba indispuesto. Además parece que seguirá estando indispuesto. Ya ha avisado a través de su abogado de que no tiene intención de volver a declarar voluntariamente en el resto de piezas separadas de este caso, o al menos ésa es su postura en estos momentos. ¿Qué ha cambiado?

Volvamos atrás en la historia. Un flashback. Era el año 2015. Torres Hurtado acababa de ganar sus cuartas elecciones municipales, en las que no accedió a apartarse para dar paso a Sebastián Pérez. Había una sombra que emborronaba su larga gestión, una denuncia que había llegado a los juzgados sobre la construcción de una discoteca junto al Serrallo. La causa se sustentaba en un informe negativo de quien había sido cargo de confianza y uno de los miembros del tridente de poder en Urbanismo: Jacobo de la Rosa. Esto no era una denuncia política, ni un titular de prensa, sino un dossier técnico de uno de los suyos, un arquitecto afín al PP durante años, que tras dejar ese escrito en el Registro oficial, dio el portazo en el Ayuntamiento para ocupar un alto cargo en Diputación a las órdenes de Sebastián Pérez. La concejal de Urbanismo, Isabel Nieto, no lo entendía, o eso le dijo a la jueza: "Yo siempre salía a desayunar con él, no lo hacía con otros". Jacobo era su técnico de confianza, pero en un abrir y cerrar de ojos se convirtió en su acusador. "Montó el follón" y vinieron las quejas por todo lo alto. De la Rosa llegó a decir al juez que temió no poder tomar posesión de su nuevo cargo en la Diputación porque el alcalde había llamado al presidente provincial. Pero Sebastián mantuvo su confianza en él: "Yo le conté la verdad y el hombre me apoyó", explicaba el testigo.

El follón de verdad lo montó Jacobo el 9 de octubre, viernes, de aquel año 2015, cuando acudió al Juzgado de Instrucción número 2 para contar lo que sabía sobre el caso Serrallo. ¿Quién iba a pensar lo que saldría de ahí? Fueron varias horas de declaración en las que el antiguo director general de Urbanismo se explayó al sacar a relucir todo tipo de expedientes e irregularidades que a su juicio se cometían con total arbitrariedad. Es decir, puso sobre la mesa el modus operandi que llevaría a especular sobre la famosa "trama criminal". La fiscal de Urbanismo, Sara Muñoz-Cobo, que ya tenía varias denuncias de particulares sobre algunas operaciones urbanísticas de las que este testigo estaba hablando en ese momento, miró a la magistrada instructora y pidió que se dedujera testimonio de la declaración. Apenas dos meses después, aquella Navidad, se presentaron las primeras querellas en el juzgado y comenzó a formarse lo que se ha conocido como caso Nazarí. Entró en escena la UDEF, para investigar, hacer seguimientos e informes y organizar la gran operación de detención y registro que acabó por poner patas arriba la política de esta ciudad el 13 de abril de 2016.

Jacobo de la Rosa, como testigo de cargo principal, por sus conocimientos urbanísticos y conexión con los investigados, siempre fue un asiduo colaborador policial. También fue testigo importante en el juicio del caso Serrallo, celebrado el año pasado, del que salió una condena por prevaricación para Isabel Nieto y otro antiguo compañero de De la Rosa en Urbanismo. El asunto está recurrido en el Supremo.

La batalla entre Nieto y Jacobo, antiguos compañeros de desayunos, ha sido encarnizada estos años. Tras conocer que el arquitecto estaba diciendo ciertas cosas en los juzgados, la exconcejal lo denunció por supuesto enriquecimiento ilícito. Ella lo conocía y sabía cosas de él. Contrató a un detective para recopilar pruebas sobre una presunta actividad empresarial paralela a su cargo de director de Urbanismo y sobre su nutrido patrimonio. Por cierto, si algo ha desvelado este caso es que entre los altos cargos de Urbanismo no abundaban los funcionarios con dificultades para llegar a final de mes. Alguno confesó abiertamente a la jueza que era "rico". Pero esto nos daría otro artículo.

La denuncia de Nieto no prosperó y el material del detective se quedó en el cajón. Pero De la Rosa le devolvió el golpe y, además de todo eso que había contado en el juzgado y a la Udef sobre los casos Serrallo y Nazarí, denunció a Nieto y a otro alto cargo, Manuel Lorente, por acoso laboral. Se quejaba de haber sido ninguneado, apartado y presionado para cambiar sus informes. El asunto avanzó en el juzgado hasta el punto de que se fijó día para el juicio, en octubre del año pasado. Y ahí se produjo el punto de inflexión para Jacobo de la Rosa.

Su abogado y amigo de la infancia, Jorge Carmelo Fernández Díaz, cuenta que recibió una llamada de él la tarde antes de la vista y le dijo que se retiraba, que era mejor llegar a un acuerdo y no seguir adelante. Al día siguiente todas las partes presentaron al juez un escrito con el compromiso de no pelear más. El presunto acosado retiraba la acusación. A cambio, el documento incluye que los acusados, Nieto y Lorente, tenían la "voluntad de no reclamar ni por daños ni perjuicios ni por cualquier otro concepto a D. Jacobo de la Rosa Herrera ni por esta causa ni por cualesquiera otra donde pudieran aparecer como implicados referidos acusados [...] refiriéndose obviamente a todas las causas o expedientes judiciales abiertos tengan o no sentencia firme contra los Sres. Nieto Pérez y Lorente Sánchez-Palencia, como los referidos a juicio Serrallo o la causa Nazarí con sus diferentes piezas".

Así sellaron la paz. En la siguiente oportunidad que ha tenido Jacobo de la Rosa para declarar contra Nieto y el resto de acusados del caso Nazarí se ha sentido indispuesto. Su letrado niega rotundamente que Jacobo haya recibido compensación de cualquier tipo, ni siquiera moral. Es que está harto, cansado y delicado de salud. Y como expone claramente el acuerdo, se garantiza no sufrir un varapalo económico como el de otro acusador, el empresario Ramón Arenas, que acaba de ser condenado en costas en la primera pieza Nazarí que ha ido a juicio.

En una causa judicial, por larga, compleja y nutrida que sea la instrucción, la hora decisiva es la del juicio. Ahí es donde todos los testigos y peritos tienen que ratificar sus testimonios e informes para que cualquier cosa dicha antes tenga auténtico valor probatorio. Visto así, ante la ausencia del principal testigo de cargo en el juicio lo lógico es preguntarse si lo que Jacobo de la Rosa hizo hace seis años fue tirar de la manta o vender su manta. ¿Ahora está arrepentido o amedrentado? Sólo él y pocas personas más lo saben, pero lo que sí trasciende públicamente de todo esto es que hay un motivo más para generar desconfianza en el sistema de justicia. Las extensas y duras críticas a la Policía, a los políticos y al único acusador que se mantuvo en esta pieza, por parte del juez Piñar en su sentencia absolutoria tampoco dejan la imagen del andamiaje judicial e institucional en buen estado. El informe de la UDEF le pareció un "pasquín folletinesco", el acusador es un "malintencionado" y las denuncias de partidos como PSOE e IU que hacían oposición a Torres Hurtado en aquel tiempo eran "falacias desfiguradoras" y "soflamas de las gentes de la política". Los socialistas debieron de olerse la tostada y retiraron su acusación pocos días antes del juicio. Es todo un espectáculo poco edificante que promete continuar... O no. ¿Será éste el pinchazo que desinfle del todo el caso?

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