De la noche al día

De Juan Alfonso García a José Saramago

ENTREVISTÉ a Juan Alfonso García, hace dos años, en la Catedral. Juntos subimos las estrechas escaleras de caracol que llevan al órgano. En este diminuto espacio, que es casi como una casa en un árbol, Juan Alfonso ha pasado tantas horas que podrían contabilizarse en años. Nunca antes había hablado con este cura con fama de guapo, comprensivo, encantador y excelente músico. Cuando era tan pequeña que no podía entender la dimensión de la letra, cantaba en las clases de Coral que nos daba Rafael Peinado su obra Señor me cansa la vida. La cantábamos con mucho respeto porque Juan Alfonso era una institución en el Conservatorio. La música que acompaña la letra de Machado es de tanta intensidad que nos ponía tristes aun sin entenderla. De adolescente estudié que el poema lo escribió Machado cuando murió Leonor, su joven esposa, y entonces comprendí la dimensión de la partitura. Es una obra que siempre emociona. Durante la entrevista, una de las más agradables de mi vida, Juan Alfonso me comentó que fue él quien sacó del anonimato el poema de Machado. Con motivo del centenario del nacimiento del poeta, el Coro de la Normal le pidió que escribiera sobre textos del sevillano y Juan Alfonso escogió el Señor me cansa la vida. Se sintió tan hermanado con el sufrimiento que desprendía que compuso la música en una semana. Ahora me doy cuenta que una obra de arte puede hacerte reflexionar durante toda una vida. No pasamos mucho tiempo en la habitación del órgano, porque Juan Alfonso García propuso sentarnos en la Plaza de las Pasiegas a tomar algo fresquito. Y yo, rápidamente, dije sí, porque la catedral solitaria me imponía mucho. Era el mes de junio, acababan de otorgarle la Medalla de Honor del Festival Internacional de Música y Danza y estaba muy contento. Hablamos de su madre, de su maestro Valentín Ruiz Aznar, de sus amigos: Gerardo Rosales, Cayetano Aníbal, Alfonso Ortiz, José Corral y, sobre todo, hablamos de música. Aunque ha producido más de 500 obras y es el padre de la conocida como Escuela granadina de composición, se siente especialmente orgulloso de su obra coral, que se canta en el mundo entero. El pianista Juan Antonio Higuero Nevado ha sabido comprender, como nadie, el alma que late en la Integral para piano de Juan Alfonso que interpretó el martes en el Hospital Real. Juan Antonio es hijo de don Francisco Higuero, otro de los músicos de renombre en Granada. Su actuación, brillante, conmovió al público. Juan Alfonso García no faltó a la cita, rodeado de algunos familiares. Una vez más quedó patente cómo la obra de Juan Alfonso García es música pura. De una contemporaneidad que no está reñida con la belleza, la polifonía, la armonía y el contrapunto. En otro espacio del Festival, el teatro Isidoro Maiquez, la emoción también viajaba por el aire con El otro apóstol, basado en textos de Saramago. Teresa del Río, responsable de comunicación del Festival de Música lo vivió de una manera especialmente intensa porque su hermana, Pilar del Río, es la esposa del Premio Nobel recientemente fallecido. Teresa ha conocido muy de cerca al escritor que tanta ausencia ha dejado con su muerte y estaba conmocionada. Arriba, en la Colina Roja, la Orquesta Ciudad de Granada celebró su cumpleaños. Son muchos los granadinos que han sido espectadores del germen, nacimiento y desarrollo de nuestra orquesta, que acaba de cumplir veinte años. Entre ellos el pintor Gabriel Estévez o la profesora del Conservatorio Marisa Muñoz, que acudió al concierto con su madre Paquita Montes y sus sobrinos Javier Fernández y Salvador Sánchez, que en septiembre se marcha a Finlandia becado para proseguir sus estudios de piano. Lo cierto es que el nombre que más se pronunció durante el concierto, y con añoranza, fue el de Josep Pons, por el dinamismo y fuerza que fue capaz de imprimir a la OCG durante su larga etapa como director. El tiempo, que suele ponerlo todo en su sitio, eleva a Pons como la persona determinante en la vida de la OCG. Se echó de menos un bis con música de Falla. No lo consideró oportuno el director, Salvador Mas. "Quizás porque es catalán", bromeaban algunos. Me alegró mucho saludar a Pedro Consuegra, responsable de comunicación de la Orquesta y excelente profesional y compañero. Ya queda menos para que termine el Festival. Cada año, cuando concluye, en mi vida se hace una especie de laguna. La combato pensando lo bien que voy a pasarlo en vacaciones y me preparo para la playa. Muchas personas me piden que también hable de belleza en esta columna, y a mí me encanta saltar de tema en tema como una alegre mariposa, así que voy a contar algunas intimidades. Como a todas, me aterran esos primeros días día de mar o piscina en los que te ves terriblemente blanca con el traje de baño. Para combatir ese color mortecino tan poco favorecedor recomiendo la crema Summer Glow Piel Dorada de Dove. Es una loción hidratante con agentes autobronceadores con la que la piel va adquiriendo, poco a poco, un agradable tono dorado. Sí, ese tono tropical tan propio de los países del otro lado del Atlántico a los que este año se dedica el Festival. ¿Y para el pelo? Nada mejor que ir preparándolo para el sol con la gama Dove Teraphy Protector. Está formada por champú, acondicionador, mascarilla y spray para conseguir un cabello sedoso, cuidado y brillante en playas y piscinas.

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