Hay gente que pasa por la vida sin hacer mucho ruido. Metidas en su propio mundo, estas personas viven en una segunda línea, sin la necesidad de que otros se percaten de su existencia. Otros, sin embargo, hacen depender su existencia del reconocimiento del resto, buscando siempre acapar la atención o el foco mediático. Todo vale para hacer que los demás se fijen en ellos y les recuerden, no vaya a ser que su vida termine y dejen de ser recordados.
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