El Metro lleva ya más de dos años ganándose el corazón de los granadinos. Llegó tras mucha espera y algunos fallos ha tenido desde que comenzó, pero que levante la mano el que no tenga de vez en cuando un error. La prueba de su éxito es que todos los pueblos del Área Metropolitana se mueren por tener un tranvía que les dé servicio con la capital. En la jornada apocalíptica de la tractorada, el Metro ganó otra batalla y se convirtió en la salvación de los granadinos para poder realizar desplazamientos por la ciudad. Demuestra su eficacia en festivos, en el Corpus, en Navidad cuando son las cenas, en fin de semana y da el callo en el día a día habiéndose convertido en el mejor aliado de los laborables de muchos granadinos. En definitiva, es una gran alternativa al gran problema de tráfico y movilidad de la capital y el Cinturón más cercano. La cuestión es si solamente el Metropolitano podrá seguir tirando del carro de un lugar que se acostumbra al tráfico, a las esperas y a la polución sin demasiada solución.

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