Quousque tamdem

Luis Chacón

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Miedo a ser libres

La polarización a la que nos quieren condenar Iglesias y Abascal demuestra debilidad de nuestra democracia

Si unimos la soflama de Pablo Iglesias a las arengas de Santiago Abascal podemos deducir, sin temor a equivocarnos, que la realidad de una España radicalizada a izquierda y derecha es un fenómeno que no sólo no amaina sino que se recrudece. La estética cultivada por ambos es la de líderes providenciales. Protagonista de un retorno mesiánico el primero y remedo de un Cid redivivo el segundo. El endurecimiento del discurso es idéntico en uno y otro extremo del espectro político. Cada uno de ellos ha venido a salvarnos de la mazmorra distópica en la que quiere encerrarnos el otro. Unos van a librarnos de la hidra de tres cabezas de la derecha franquista y fascista y los otros del comunismo marxista, separatista y antiespañol. Y ambos, quizá conocedores de la vieja frase de don Antonio Machado, -en España, de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa-, mueven las tripas del elector, más incluso que el corazón. Lo importante es evitar la razón.

La estrategia es sencilla. En primer lugar hay que convertir al que piensa distinto en adversario, obviando las coincidencias y maximizando las diferencias. Después, el adversario se convierte en enemigo. Una vuelta más de tuerca y lo presentamos como un exterminador. De todos y cada uno de nosotros y de todo lo que amamos. Pablo Iglesias recurre al tópico de las veinte familias que gobiernan España y mandan más que el gobierno y Santiago Abascal al de la destrucción de España, esa unidad de destino en lo universal. Da igual que mientan. Es indiferente que sepamos que es falso o que, simplemente, recurren a una exageración interesada. Aquí, lo fundamental es el nosotros. El ser humano es gregario por naturaleza y el miedo le hace renunciar a su propia libertad y refugiarse en el grupo. Arropado por los suyos se siente seguro, incluso para hacer aquello que jamás se hubiera atrevido a hacer solo. Es la táctica habitual de cualquier pandilla. Robar la libertad a cambio de una seguridad supuesta e impuesta.

La polarización a la que quieren condenarnos demuestra cierta debilidad de nuestra democracia, pone blanco sobre negro los errores de PP y PSOE y confirma el miedo a la libertad de muchos. Porque la libertad no es sólo elegir qué queremos sino afrontar las consecuencias de cada una de nuestras decisiones. Por eso, libertad y responsabilidad son inseparables. Es el miedo a ser libres lo que nos convierte en esclavos.

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