Navidad en el hospital

Es especialmente en esta época donde los sanitarios hemos de desplegar toda nuestra capacidad de amar

Siempre me ha encantado la Navidad. En mi infancia la vivía plenamente junto a mis hermanos y mis padres. Era época de villancicos, dulces caseros, de madrugones para asistir a la misa de aguinaldo, pero también de estar más próximo a la familia, a los amigos, a aquellos que estaban lejos y también a los que necesitaban más cercanía. Recuerdo siempre a mi padre, buscando a principios de diciembre una buena rama de abeto y a mis hermanos y a mí, decorando la casa y eligiendo cuidadosamente un lugar para “El pesebre”. Esa misma ilusión la sigo manteniendo hoy con mis hijos. En mis casi 30 años de profesión he pasado de guardia innumerables días de Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo y Reyes. Es totalmente distinto vivir estas fechas desde la perspectiva del personal que cuida a las personas hospitalizadas, que hacerlo como paciente, con una enfermedad, dolencia o intervención quirúrgica, de la que aún no te has recuperado. También la fe religiosa da una dimensión totalmente distinta a la vivencia de esta época tan especial. A lo largo de los años entre los ingresados, he visto personas que lo viven con una inmensa alegría, a pesar de las circunstancias y otras en cambio con tristeza y desesperanza. Hoy me pregunto qué hacemos para facilitar la estancia a nuestros/as pacientes en estas fechas que nos inspiran tanto afán por compartir y por ser felices. Siempre recordaré una de mis primeras guardias de Nochebuena en un hospital cuando atendí a un anciano que ingresó muy grave y que finalmente falleció en una sala de observación, mientras yo apretaba su mano con fuerza. Fue sin duda un momento muy triste y no pude contener las lágrimas. Por contra, esa misma noche visité el “nido” en Pediatría, donde tenían 4 hermosos bebés que habían nacido unas horas antes. Y en esta circunstancia de contraste tan brutal, recordé que este es el ciclo de la vida: nacimiento y muerte. Un ciclo imparable que no entiende ni de fechas ni de días especiales. Es especialmente en esta época, en el cuidado de nuestros enfermos, donde los profesionales sanitarios hemos de desplegar toda nuestra capacidad de amar. Decoración navideña, comidas especiales, pero sobre todo compartir un poco de nuestro tiempo con los que sufren y los que están solos; que todos sientan especialmente en estos días, nuestra proximidad nuestro cariño y respeto. ¡Feliz Navidad a todos!

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