Prado inundado

Nuestros jóvenes no han conocido un mundo donde que "se fuera la luz" era algo no digamos normal

La dependencia de las nuevas tecnologías en el mundo desarrollado en el que vivimos es una realidad que solo percibimos cuando algo falla y además no tiene un arreglo inmediato. Nuestros jóvenes, que se ponen nerviosos si están cinco minutos sin cobertura wifi, no han conocido un mundo donde que "se fuera la luz" era algo no digamos normal pero sí que ocurría con alguna frecuencia. Y en tal caso buscábamos velas y esperábamos. La mejor solución era irse a la cama y al día siguiente estaba restablecido el servicio eléctrico. Ahora, el primer problema es saber si tenemos velas en casa y dónde podrán estar. Luego llega la impaciencia y comprobar que prácticamente nada funciona, "¿pero el router tampoco funciona?", me pregunta mi hija; y yo le señalo el enchufe eléctrico al que está conectado.

No hay que ir a esas últimas tecnologías. Hace unas semanas agoté la espuma de afeitar y no tenía bote de recambio. Acudí a mi vieja brocha de pelo y a la barra de jabón de afeitar que guardo en el armario de baño, viejas reliquias que mi padre siempre usaba y que cada vez están más olvidadas. Sin spray o sin gel, cómo afeitarse dirán algunos. Multitud de tecnologías sustituidas por artilugios de comprar y tirar o por entes electrónicos de caducidad programada.

Comparto estas reflexiones mientras estoy a la espera de poder comunicarme con mis alumnos de la UGR. Desde el jueves pasado la "plataforma de recursos de apoyo a la docencia", conocida con el bello acrónimo de PRADO y el sistema electrónico de Acceso Identificado que permite acceder a multitud de operaciones y gestiones de la UGR no están operativos.

El origen de esta "no operatividad" es una incidencia eléctrica provocada por la rotura de un baño en un edificio de la UGR. La noticia publicada por Granada Hoy no señala el dispositivo del baño que se rompió (puerta, lavabo, váter, cisterna…), ni si fue un baño de caballeros o señoras. En todo caso el resultado fue alguna inundación que ha provocado que cientos de profesores y miles de alumnos estén incomunicados entre sí y que cientos de gestiones administrativas estén a la espera. El jueves recibía decenas de correos de mis estudiantes, algo nerviosos, indicándome que no podían "subir" sus trabajos a PRADO. Tranquilidad se está trabajando para resolverlo dice la web de la UGR. Espero que cuando ustedes lean esta columna, hoy martes, ya haya vuelto "la luz" a la UGR. Siempre nos quedarán los viejos folios de apuntes. Vale.

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