De colonia sevillana a protectorado de Madrid. Aquellos que se llenaban la boca diciendo que la Alhambra y Sierra Nevada era de los granadinos y no de esa ciudad con la que nos conectamos por la A-92 y es nuestra capital andaluza, ahora tienen que coger la alsina o el Talgo (aunque quizá ellos se puedan permitir un avión) para negociar desde Madrid cómo tiene que dirigirse la ciudad de Granada en un despacho de la capital de España en el que se habla cheli, murciano y catalán, entre otros acentos. Es decir, que de estar pendientes de lo que se decidía a unos 248 kilómetros a la orilla del Gualdaquivir hemos tenido que doblar la distancia y esperar un gobierno que se forma a 421 kilómetros en la 'Villa y Corte del centralismo'. Algunos hablan de vodevil, otros de feria alternativa al Corpus, pero hay quien prefiere calificar directamente de ridículo el rollo de que una capital que en su día fue reino y que alguna cosilla -poca- sigue teniendo para salir muy de vez en cuando en los telediarios tenga que verse sometida al escarnio democrático. Mientras tanto, seguimos atentos al show tuitero de miuras, molonas y lobos.

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