Permítanme cometer una pequeña ofensa a nuestra querida lengua latina, tan malparada por otro lado en todos los planes de estudios, por no nombrar en un correcto latín a nuestra ciudad. Dado que hay diversas denominaciones latinas para ella y por no alargar mucho el título de este Cajón de sastre, quedemos en reflexionar a dónde va, o quiere ir, esta nuestra amadísima ciudad, llamémosla Ilíberis, Municipium Florentinum Iliberitanum, Eliberi, Eliberri o como en variadas denominaciones podamos encontrar en textos antiguos. Quizás al más puro estilo "granaíno" puedan ustedes traducir como: ¿Dónde pollas vamos? (con perdón).

Esa pregunta me hago, en voz baja por supuesto, tras ir viendo día a día cómo la tasa de infectados por el virus de las gónadas, es decir de los testículos y los ovarios (vaya columna que me está saliendo), pues eso que los infectados, los brotes y rebrotes, los hospitalizados y todos los indicadores negativos del "puñetero" virus no paran de subir y subir. Es decir, que tenemos la segunda oleada de infección, no encima, sino que ya nos ha pasado. Y no nos hemos ahogado quizás porque ya estamos ahogados y no nos hemos dado cuenta; como en esa película en que el protagonista estaba muerto desde el principio pero no lo sabía (claro, si lo supiera no habría película).

Quizás a la hora en que usted lea esta columna ya se habrán anunciado restricciones a la movilidad en nuestra ciudad; así se viene anunciando desde ayer y se veía venir desde hace, digamos, semanas. Y viendo lo que vi ayer, día de la fiesta nacional, por las calles de mi amadísima ciudad, pues me surgió la pregunta. ¿A dónde vamos? Y lo que vi fue una ciudad llena de turistas con mascarilla, por supuesto. Y lo que decían las informaciones sobre los hoteles es que la ocupación andaba por el 65%, lejos de los llenos de otros años claro; pero las terrazas llenas y un bullicio, con mascarilla, bañado por el sol de otoño que calentaba y me hacía sudar (no sé si de calor o de temor nervioso).

Y vi a muchos, muchísimos estudiantes, muchos de ellos extranjeros e imagino que muchos alumnos sicue (nacionales venidos de otras provincias) con mascarilla también, evidentemente. Aporto un dato personal: tengo 89 alumnos matriculados en una materia optativa de cuarto curso y de ellos 11 son sicue.

Concluyo que si esta ciudad vive del turismo y de mi amada universidad: ¿A dónde podemos ir? Vale (en latín, mantente sano).

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