EN la baraja española todo el mundo sabe que no es lo mismo tener una sota que tener un rey… Y aunque en Soto -del Real- no haya ningún rey en el estricto sentido de la palabra, y nunca lo habrá, dado que el nuestro es inimputable…, sí hay un verdadero protagonista que está alegrándoles los días de lujosa y equipadísima prisión a más de unos cuantos reclusos…

Y es que Luis Bárcenas se ha convertido, si no en rey, sí en auténtico héroe de la célebre prisión, pareciendo haberse integrado divinamente entre sus compañeros de rejas, con los que comparte partidas de mus, piscina, gimnasio, pistas de deportes variados…, e incluso firma autógrafos y les regala pantalones y puros de la calidad que un recluso de alto standing como él merecen. No es de extrañar que los presos que salen de fin de semana hablen maravillas de Don Luis y vean gran injusticia en su encausamiento…

Pero el rey de la cárcel está empezando a convertirse en una auténtica sota de bastos para un Partido Popular y un Gobierno enmudecidos -y dicen que atemorizados- ante las posibles revelaciones de Bárcenas sobre la presunta trama de financiación irregular y corrupta de su partido, que supuestamente cambiaba contratos públicos por sobres con dinero negro para sus altos cargos.

Y, si bien es cierto que el miedo hace enmudecer, al PP en nada le beneficia seguir callando en este escándalo mayúsculo, en el que el tirar de la manta por Don Luis va a ser directamente proporcional a su tiempo de estancia entre rejas.

De hecho, ya a empezado a tirar de tan temida manta, no se sabe si a causa del calor o porque no quiere pagar él solo todos los platos rotos de la trama y quiere que vayan cayendo uno a uno, como si de fichas de dominó se tratasen, todos los que también se han lucrado con tan delictiva práctica. Al parecer antes de entrar en la cárcel -seguro que pensando en que ya su entrada era inminente…- estuvo cuatro horas con Pedro Jota hablándole de los sobres, bolsas, maletas y maletines que salían de Génova 13 repletos de grandes cantidades de dinero B, en manos de los altos cargos con potestad para otorgar contratos públicos a quienes les habían entregado tamañas prebendas…

Y es que el meticuloso Bárcenas seguro que no ha dejado suelto cabo alguno en este presuntamente delictivo culebrón, y quizás ésta sea la primera entrega de una saga que no ha hecho más que empezar y que pudiera incluso desembocar en la caída de un Gobierno, ya que torres más altas han caído por una simple sota de bastos.