El chirimoyo es uno de esos manjares que llaman la atención. Es dulce, aunque también ofrece matices ácidos, y hay quien dice que tiene una mezcla de sabores que recuerdan a la piña y el plátano, incluso algunos le añaden un toque de pera. Se reconoce fácilmente por su color verde y la piel 'simulando' la de un reptil. Interiormente, la pulpa es blanquecina y cuenta con numerosas semillas de color negro. En los últimos tiempos está muy introducida en la cocina elaborada, si bien la mayoría la come como un fruto más. Eso sí, cuando la compre no olvide asegurarse que su procedencia es la Costa Tropical granadina.