mirada alrededor

Juan José Ruiz / Molinero

Tomaduras de pelo

QUE veamos cada vez más a ciudadanos con la cabeza afeitada no sólo es cuestión de moda, sino una necesidad para disimular la galopante alopecia que padecemos los españolitos, tras sufrir en los últimos años una pertinaz tomadura de pelo por parte de la gente que nos gobierna. Empiezan arrancándonos los cabellos cuando son oposición y aspiran a relevar a los que nos dirigen, prometiéndonos cosas que van a ir en dirección contraria cuando alcancen el poder.

Las tomaduras de pelo de los nacionales y hasta de los nacionalistas se han convertido en una costumbre aceptada resignadamente. No me voy a remontar a los años en los que Zapatero y sus ministros nos ofrecían valiosos ejemplos de su destreza como barberillos de Sevilla o indios sioux, ya comentados, sino a la permanente extracción capilar que el nuevo inquilino de La Moncloa y sus colaboradores nos han sometido. Todos sabemos que ha hecho lo contrario de lo prometido y hemos comprobado que su reforma laboral, por ejemplo, no era, como nos decía, para crear empleo, sino para facilitar el despido, cosa que ha hecho con fruición el 75% de las empresas y ahora harán las Administraciones públicas, acogiéndose a las leoninas condiciones de los ERE por ellas mismas creados.

Uno de los últimos y más comentados afeitados capilares lo ha realizado en la plaza pública la ministra de Empleo y Seguridad Social (¡!) doña Fátima Báñez cuando ha afirmado que la situación del país mejoraba e, imitando a Zapatero, veía brotes verdes por todos lados. Su estupidez hubiese quedado sólo en anécdota hilarante, si no se hubiese producido horas después de conocerse los resultados históricos de la EPA, que acerca a los seis millones el número de parados -por cierto, el 37% en Granada- y cuando acababa de suicidarse un granadino, incapaz de soportar uno de los 500 desahucios que se producen a diario en el país.

Nacionales, pero también los hay en tono nacionalista, cuando los señores Artur Mas y Duran Lleida han prometido a los catalanes la creación de un estado soberano, dentro de Europa, cuando sabían muy bien que si Cataluña se independiza por su cuenta dejará de pertenecer automáticamente a la UE, cuyos países miembros podrán vetarla, y los ciudadanos serán considerados extranjeros o emigrantes. Así lo ha advertido la vicepresidenta de la Comisión Europea.

En fin, estos son sólo dos ejemplos recientes de los 'figaros' que pululan por el reino. Pero sumados a los afeitados de años y años y los que nos esperan, descubriremos que en la cabeza, como dice el anuncio, no nos han dejado nada. Ni en la cabeza, en la cartera ni en el corazón, que también nos lo han desahuciado y vaga esperando no ya la justicia, que se la han cargado leyes desprovistas de humanidad, ética y justicia real, sino la caridad, que es una forma más de sentirnos humillados, calvos y desnudos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios