Universitarios: apestados y fantasmas

Pareciera que lo único preopcupante es que los universitarios se copien en los éxamenes y que nos mientan

Debo tener poca capacidad de entendimiento al no ser capaz de comprender la razón que mantiene las aulas universitarias cerradas mientras que niños de 3 a 5 años acuden a sus colegios. Sus familiares se despiden de ellos cada mañana y los recogen con todo el cariño tras su jornada de trabajo, la de los menores y mayores. De igual modo contemplo cada día cómo los alumnos de primaria entran de forma ordenada en los turnos establecidos por múltiples carteles que avisan de cómo entrar y salir de los recintos escolares. Mi razón se nubla cuando aprecio que los estudiantes de secundaria siguen su curso y clases, salen en los recreos del reciento, compran sus bollos y se zampan sus bocatas, elogian a sus profesores y los critican a través de sus mascarillas y se quejan de lo dura que es la vida de estudiante. Todo sea por alcanzar el segundo de bachillerato y enfrentarse al Rubicón llamado PAU. Les tengo envidia mientras los avisto desde mi ventana y me maldigo de mi pobre intelecto que solo da para compartir pantalla con mis estudiantes universitarios a los que supongo estarán al otro lado de unos círculos con una inicial que corresponde, intuyo, con el alumno o alumna que dice estar matriculado en una Universidad que se declaró presencial. Esa presencia solo existe cuando pregunto si me oyen y, segundos larguísimos después, alguna voz lejana dice: Sí, sí… y luego vuelve el silencio.

Yo soy un apestado profesor de una Universidad con pasillos helados, vacíos, llenos de señales que para nada sirven, con aulas marcadas para respetar todas las normas de seguridad pero que nadie tiene la oportunidad de cumplir. Aulas que solo se llenan de fantasmas.

Dichosos los niños y adolescentes que pueden cumplir con su deber y satisfacer su derecho de tener un lugar donde todos pueden trabajar en ciertas condiciones de seguridad e igualdad, sin tener que depender de una conexión a internet o de un ordenador i3, i4 o i7. Apestados los universitarios que son acusados de no tener cerebro y ni se les deja pisar los centros, ni tener compañeros, ni tutorías, todo para ellos debe ser virtual. Tan virtual como recibir una enseñanza universitaria digna y presencial para lo que se prepararon todas las universidades andaluzas y que al parecer de nuestros dirigentes ni los estudiantes ni los profesores somos merecedores. Pareciera que lo único preocupante es que los universitarios se copien en los exámenes y que nos mientan. Atisbo, en mi poca luz, que de mentiras siempre han tenido muy buenos ejemplos en la clase política. Vale.

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