Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Vergüenzas políticas

Mientras se deciden los merecedores de cordones sanitarios, el PP se ha enfrascado en una guerra fratricida

Cualquier tema político ha sido relegado por la guerra abierta entre Pablo Casado e Isabel Ayuso, cuyos resultados veremos en los próximos días y podría ser el comienzo de una especie de suicidio político de un partido que no cesa de cometer errores y desaciertos, aplaudidos tanto por el PSOE como Vox, los principales beneficiados. Uno, para ocultar sus desvaríos, cinismo y mentiras y otro para ocupar un puesto aún mayor en el espacio de derechas. En el fondo de todo late la obsesión por el poder, reflejado después de cada consulta electoral, sea cual fuese. Ha ocurrido con la absurda convocatoria en Castilla y León -otro error de cálculo de Casado-, con la dificultad de encontrar con quienes gobernar, ya que en la política española no gana quién obtiene más votos en las urnas, ni siquiera hay segundas vueltas, sino el que puede pactar, aunque sea con el mismísimo diablo para alcanzar los distintos poderes -local, autonómico, nacional- a costa de pagar lo que sea para alcanzarlo. Las elecciones son una mera engañifa para los ciudadanos, porque con su voto se puede trapichear en ese mercado persa, tantas veces referido, sin pedirle permiso a quienes los han emitido. ¿Acaso los votantes del PSOE votaron, al mismo tiempo, a Podemos, a los independentistas de ERC, PNV y los descendientes terroristas de EH Bildu que tanta sangre inocente vertieron? ¿Y los votantes del PP, que ha gustado presentarse como un centro derecha moderado, están votando al alimón a la extrema derecha de Vox? Por eso resulta cínico que Sánchez, cobijado bajo antisistemas, independentistas y filoetarras, censure pactos similares a la derecha, exigiendo un cordón sanitario que no aplica a sus socios. Pero, lamentablemente, hemos dividido el país en dos bloques antagonistas, incapaces de llegar a acuerdos básicos, mirando al bien general. Así que para obtener el poder o conservarlo, hay que meterse en dos camas diferentes y, así, apiñados, aunque mal olientes, alcanzar el sueño dorado del poder, donde se aceptan los ronquidos y las flatulencias de los compañeros/as de cama. Siempre me ha parecido una ordinariez eso de decir que la política hace extraños compañeros de cama, un lugar sagrado, para el sueño o el placer.

Pero lo más desconcertante para los ciudadanos son las luchas internas en los partidos, con el fuego 'amigo' más mortífero, siguiendo esa herencia fratricida del cainismo hispano. El caso de los supuestos contratos de familiares de Ayuso y los presuntos espionajes de la dirección del partido son escandalosos, por eso interesa a los ciudadanos -no sólo a los madrileños- conocer la verdad. La verdad es lo único que nos hará libres, que no liebres, como decía Ladrón de Guevara, para salir corriendo.

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