CUÁL es el mejor futbolista actual? La respuesta es fácil: el mejor futbolista actual es Xavi Hernández, sólo que Xavi no va a ser nunca Balón de Oro porque no hace un juego vistoso ni tiene detalles sentimentales que gusten a todo el mundo, como el gesto que tuvo su compañero Andrés Iniesta al dedicarle el gol de la victoria del Mundial a Dani Jarque, un jugador de un equipo rival muerto hacía poco. Y Xavi tampoco tiene un físico espectacular como Cristiano Ronaldo, quien da la impresión de ser una especie de Robocop lleno de cables e implantes biónicos. Al contrario, Xavi es un futbolista discreto en todos los aspectos. Se mire como se mire, no tiene carisma, esa cualidad indefinible que consiste en caerle bien a la gente. Hagan la prueba y pregunten a un niño cualquiera qué futbolista es el mejor: si Messi o Iniesta o Xavi.

Xavi siempre pasará desapercibido o será relegado cuando se le compare con otra clase de futbolistas que en el fondo no son tan buenos como él. Porque Xavi es un futbolista mayúsculo cuyo mayor secreto consiste en hacer que todo lo que ocurra en el terreno de juego -hasta lo más inverosímil- parezca lo más normal del mundo. Xavi es un director de orquesta en un mundo que adora a los cantantes solistas, un personaje que juega para los demás -y que logra hacer que los demás den lo mejor de sí mismos- en un mundo que idolatra el individualismo y el exhibicionismo. Y en estas condiciones, Xavi no despierta la admiración del gran público. No se exhibe ni alardea, y peor aún, no tiene novias despampanantes, ni inspira compasión porque su historia parece sacada de una novela de Dickens, como ocurre con Leo Messi, el niño pobre y raquítico que tuvo que ser tratado con hormonas contra el enanismo por el Barça, el equipo que lo sacó de la miseria y ahora lo ha convertido en un mito universal.

Xavi desempeña en el fútbol la función más necesaria para la vida en común y la que menos se valora. En las familias es el personaje -casi siempre una mujer- que se sacrifica por el bienestar de los demás sin pedir nada a cambio. En las escuelas es esa profesora que consigue que el estudiante apático descubra que hay tanta belleza en una ecuación como en un poema de Bécquer. Y en la historia de los países, los equivalentes de Xavi son esos políticos que toman sus decisiones con la cabeza muy fría, anticipándose a lo que ocurrirá y pensando siempre a largo plazo, y que por eso mismo consiguen que un país dé lo mejor de sí mismo en un periodo complicado de su historia en el que otros muchos países se hunden o fracasan. En la historia del mundo, los Xavis son los estadistas, los únicos que consiguen que todo el país esté en el lugar adecuado en el momento adecuado. Y por eso son tan raros. Y tan poco valorados. Si existen, claro.

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