Dicen que el abanico se inventó en China, pero de lo que no hay duda es que en España se ha adoptado como propio y es un utensilio más castizo que un chotís. Además, se ha abierto del abanico, valga la redundancia, de sus posibilidades porque además de su función principal, que es la de refrescar el entorno más cercano del que lo utiliza, tiene su lenguaje -aseguran- y, como es el caso, sirve para 'luchar' contra el deslumbramiento del sol.
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