De alegrías y decepciones

31 de diciembre 2025 - 03:08

Viene un nuevo año y todos nos preguntamos cómo nos irá. ¿Será un año de alegrías o de decepciones? Ambrose Bierce definió así la palabra año en su Diccionario del diablo: “Periodo de trescientas sesenta y cinco decepciones”. El patrón de los pesimistas debería ser Ricardo Reis, uno de los heterónimos que utilizaba Fernando Pessoa, que escribió: “Si nada esperas, / cuanto te depare el día, / por poco que sea, será mucho”. Así que el optimista, que lo espera todo, tiende a arrastrar una vida de permanente decepción y desasosiego, mientras que el pesimista, que no espera nada, tiende a gozar una vida de placidez y contento permanentes.

Las primeras alegrías y decepciones del año llegan en la Noche de Reyes. El otro día hice de rey mago en un colegio. De Melchor, concretamente. Me vistieron con túnica dorada y me pusieron una corona. A Gaspar le pusieron una barba amarilla y a Baltasar esta vez no le untaron de betún la cara porque era negro. Nos sentaron a los tres en nuestros tronos y esperamos a que los alumnos nos dieran las cartas en las que enumeraban sus regalos. Todos se acercaban con la ilusión dibujada en sus rostros. Yo les abría las cartas y leía lo que pedían. Y me preguntaba cuántos de aquellos niños no se sentirían decepcionados al ver el día seis de enero que de su larga lista de regalos no les habían llegado todos. En una carta una niña de unos seis años pedía un altavoz con micrófono para cantar. “No te preocupes, lo tendrás”, le dije. Pero antes de marcharse la niña me advirtió: “Pero que venga con pilas”. Y me contó que el año pasado sufrió una decepción porque el juguete que pidió le llegó sin pilas. Por supuesto le dije que sí, que este año su regalo iría con pilas. Cuando los magos acabamos la tarea, nos fuimos a bar de la esquina a convidarnos. Gaspar nos contó a Baltasar y a mí que le había ido bien, excepto con un niño al que al abrir su carta vio que pedía 10.000 euros. Gaspar le preguntó para qué quería ese dinero y el niño le dijo que era para arreglar el tractor de su padre, que había tenido una avería importante y se había quedado trabajo. “Seguro que ese niño se llevará una decepción, porque yo no tengo 10.000 euros para darle”, nos confesó Gaspar. Que tengan todos mis lectores y amigos al menos una buena entrada de año 2026. De las alegrías y decepciones ya se encargará la vida.

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