HACE apenas un año, y en medio de la general algarabía, el PP de Alfacar inauguró por todo lo alto una enorme sede (175 metros cuadrados) a la entrada del municipio. ¿Para qué necesitaba un local semejante un partido en un pueblo de menos de 5.000 habitantes? A lo sumo para una vana ostentación. A pesar de las llamadas a la sobriedad, el PP ha mantenido la sede hasta hace unos días sin uso. De hecho sólo ha abierto los días de elecciones. Ahora, sorprendentemente, el local ha sido puesto en alquiler coincidiendo con una crisis interna que, de momento, se ha cobrado la dimisión de dos concejales y que podría desembocar en una crisis municipal. El PP gobierna en Alfacar gracias al apoyo de un independiente.

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